miércoles, 15 de marzo de 2017

El populismo y la incertidumbre amenazan las elecciones holandesas

FOTO: REUTERS/Yves Herman

Las elecciones de este miércoles en Holanda están señaladas en muchos calendarios como la primera prueba de fuego real para Europa tras el `brexit´. Después de un 2016 convulso y cargado de sobresaltos, en el que el euroescepticismo y la extrema derecha ganaron cada vez más apoyos, los comicios de este país, con el populista Geert Wilders liderando muchas encuestas, se ven como un peligroso examen.

La escalada diplomática entre Holanda y Turquía este fin de semana no ha hecho sino avivar la incertidumbre. El Gobierno de Países Bajos, presidido por Mark Rutte, impidió que dos ministros turcos dieran sendos mítines a favor de Erdogan en territorio holandés, algo que llevó al presidente otomano a tildar de “fascista” al ejecutivo neerlandés y a amenzar con represalias.

Esta política de antagonismos favorece tanto al propio Erdogan como a Wilders y muestra cómo los partidos tradicionales han optado por medidas de corte populista para evitar -sin demasiado éxito- el ascenso de grupos como el Partido por la Libertad (PVV) de Wilders.

Wilders podría ganar en un Parlamento muy fragmentado

Precisamente es el extravagante y xenófobo dirigente el que hasta ahora lideraba las encuestas con cerca del 20% de la estimación de voto. El discurso de Wilders, condenado en diciembre por incitar a la discriminación, tiene un corte eurófobo, identitario y antimusulmán, llegando incluso a referirse a los marroquíes residentes en Holanda como “chusma”. Sin embargo, la inmigración ha perdido cierto peso en la agenda política holandesa durante los últimos meses, por lo que la victoria de Wilders parece más lejana.

Y en el caso de que ganara sería muy complicado ver un Gobierno del PVV, pues los demás grupos han anunciado que no pactarán con ellos, algo que el propio Wilders ha tildado de “antidemocrático”. Holanda lleva más de un siglo con Gobiernos de coalición entre dos o más partidos, por lo que cabría esperar una unión entre varias -seguramente más de tres- fuerzas moderadas.

El triunfo de esta opción dependerá en gran medida de los resultados de Mark Rutte, actual Primer Ministro y líder del liberal Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), a quien la mayoría de encuestas dan como segunda fuerza. Tras ellos aparecerían los democristianos del CDA y los liberales progresistas del D66. Aunque improbable, este martes algunos investigadores no descartaban la victoria de cualquiera de estos cuatro grupos gracias al voto útil para desbancar a los partidos de Wilders y Rutte.

En total, hasta 14 o 15 de los 28 partidos en liza podrían obtener representación en el Parlamento. Esto hace que el habitualmente complejo reparto de apoyos lo sea aun más y que la consecución de los 76 diputados suficientes para lograr la mayoría absoluta resulte más lejana y quede condicionada a acuerdos en un congreso muy fragmentado.

Los alrededor de 13 millones de holandeses llamados a las urnas este miércoles elegirán sus 150 representantes de la Cámara Baja a través de un sistema de representación proporcional con un distrito único a nivel nacional. Esto implica que un 0,67% de los votos garantizaría un asiento en el Parlamento, lo que también facilita la entrada de partidos pequeños.

Recuento manual para un escenario incierto

Tras varias convocatorias electorales haciendo uso de un sistema de voto electrónico, este año se anunció un regreso al recuento manual para evitar posibles intromisiones extranjeras. La decisión se tomó a raíz de las sospechas de hackeos rusos en las elecciones de Estados Unidos y tras los intentos de grupos de hackers de ese país de acceder a los equipos de varios organismos oficiales neerlandeses.

De producirse, esos ataques podrían beneficiar a los grupos radicales, sobre todo al PVV. Pero ha sido precisamente la tensión con Turquía la que quizás haya dado un último empujón a Wilders. No debería ser suficiente para gobernar y, a pesar de su posible victoria, el Gobierno de los Países Bajos volvería a estar formado por varias fuerzas tradicionales.

Pero lograr los acuerdos necesarios será complejo y llevará tiempo. Eso, en el clima actual de tensión y con un partido ultraderechista tan poderoso, daría lugar a decisiones bastante imprevisibles. Y eso no favorecerá la moderación en los comicios franceses o alemanes que se avecinan.

(Publicado en bez.es)

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