La apuesta de Netflix por el público infantil se hace patente desde el mismo momento en el que nos ofrecen un perfil para niños al crearnos la cuenta. Al mismo tiempo, es evidente que el público objetivo de Netflix es joven-adulto, como demuestran los contenidos más relevantes y seguidos de la plataforma. Trollhunters parece aunar ambas premisas para, con una serie fantástica de animación por ordenador, ganar nuevos adeptos en ambos grupos de edad.
El éxito de la propuesta todavía es difícil de medir, pero en febrero ya se anunció una segunda temporada para este mismo año. Probablemente haya ayudado en este aspecto la buena acogida de la crítica y los tres premios Annie -Storyboard, Animación de personajes y Diseño de personajes- conseguidos por la serie estrenada el 23 de diciembre del pasado año.
Guillermo del Toro está detrás de una producción que, como es habitual en el realizador mexicano, refleja el choque entre un mundo real y uno fantástico poblado por monstruos, gnomos y, sobre todo, trols. Trols que viven bajo una ficticia ciudad estadounidense llamada Arcadia y a los que el adolescente Jim Lake tendrá que proteger tras ser elegido Trollhunter por un amuleto mágico. El equilibrio entre sus nuevas tareas, a las que nunca se había enfrentado un humano, y su actividad diaria en el instituto solo será posible gracias a la ayuda de sus amigos de ambos mundos.
Debo reconocer que tras un puñado de episodios la serie engancha. De hecho hay capítulos con un nivel de emoción y de tensión envidiable. Además la interrelación entre los capítulos es notable, no dedicando cada uno a una aventura más o menos aislada, y las tramas van evolucionando de manera más adulta que en la mayoría de series animadas.
La narración es consistente, permaneciendo accesible y entretenida para los niños, pero ofreciendo a la vez desafíos y atractivos para los adultos. Es una serie sencilla y poco novedosa en su concepción, mas rica en detalles y con unos personajes más redondos de lo que aparentan.
Y si el desarrollo de la historia es destacable, no lo es menos la animación. Sabemos que en eso Del Toro es un genio, pero Dreamworks, productora del proyecto, tampoco es nueva en la materia. De la fusión entre ambos estilos nace una serie colorista y con un diseño cuidado prestando, también en este aspecto, gran atención a los detalles.
Más allá de la producción, Trollhunters también cuenta con nombres propios en el doblaje: en la versión original encontramos las voces de actores como Jonathan Hyde, Ron Perlman, Tom Hiddleston o el fallecido Anton Yelchin, que da voz al protagonista en el que fue uno de sus últimos proyectos. La decisión de mantener su voz en la grabación fue en gran medida de Guillermo del Toro.
Suyo es precisamente el sello de calidad que imprime a la serie, su primera incursión en la animación y en las producciones infantiles. Pero Trollhunters es bastante más que su creador y, sin revolucionar la animación televisiva, este ambicioso proyecto de Netflix sí que resulta muy bienvenido.
Suyo es precisamente el sello de calidad que imprime a la serie, su primera incursión en la animación y en las producciones infantiles. Pero Trollhunters es bastante más que su creador y, sin revolucionar la animación televisiva, este ambicioso proyecto de Netflix sí que resulta muy bienvenido.
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