sábado, 31 de agosto de 2019

[Cine] Crítica: 'Kuso' (2017). Repugnante, pero decepcionante

‘Kuso’, promocionada como la película más repugnante jamás rodada, llega a Filmin como un pobre intento de reflexión artística y con menos provocación de lo que cabría esperar 


kuso filmin película

El éxito de ‘The Disaster Artist’, una de las cintas del año 2017, basada en el rodaje de la considerada peor película de la historia, ‘The Room’, sirve en parte como muestra de la relevancia y el atractivo del feísmo en el arte o, al menos, en la cultura. Y es que ‘The Room’, convertido en título de culto gracias, precisamente, a su mala publicidad y a ese dudoso título de peor película de la historia, es quizá el mejor ejemplo de que la mala publicidad es, al fin y al cabo, publicidad y –muy importante– morbo. ‘Kuso’, que llegó el 30 de agosto a España de la mano de Filmin –más allá de mi opinión sobre la película, es de agradecer que una plataforma como esta apueste por un cine no comercial y por títulos marginales–, explota ese atractivo de lo desagradable, de lo feo, de lo grosero, sin miedo a definirse como la película más repugnante jamás rodada. De hecho, su proyección en Sundance provocó la salida de numerosos asistentes de la sala, asqueados, algo que la promoción de la película no ha ocultado, sino de lo que se enorgullecer.

En este aspecto la película de Flying Lotus es provocadora, pero no tanto como ella misma piensa. De hecho, si es algo, es, en general, mala. Me atrae la intención, la posibilidad de explorar fronteras y desafiar a quien mira, como Duschamp y su Fuente, pero creo que no hay ningún tipo de crítica ni reflexión conceptual detrás. Es solo una película repugnante, que explota el morbo que pueda despertar en un sector del público y la libertad absoluta del creador de hacer algo totalmente no convencional.

Así, no hay nada en la película, más allá de 95 minutos de imágenes surrealistas que combinan animaciones con una estética que recuerda a las realizadas por Terry Gilliam para Monty Python, y acción real, con personajes cargados de póstulas y deformaciones. Todo ello, girando siempre alrededor de orificios, secreciones, vómitos, escatología, sexualidad, suciedad y obscenidad. Y con un uso del sonido que acreciente la incomodidad. Aun con esto, la obra de Flying Lotus es más aburrida que repugnante.

Asquerosa reflexión sobre el arte


Esto no significa que no sea desagradable; lo es, y mucho. Pero la propia película es limitada en su intento de asquear, tanto por la utilización de animación como por la mala calidad del maquillaje y los efectos visuales. Desde luego, hay orgullo en esa búsqueda de lo cutre, pero la mala calidad de la imagen y el uso del encuadre limitan algunas de las imágenes más impactantes, restándole fuerza –algo que, por otra parte, agradezco, porque hay secuencias que producen verdadera repulsión–.

Kuso película cartel

Por otro lado, sí hay un cierto debate sobre el arte, sobre qué es arte; incluso en un momento del film alguien comenta “art is garbage”, el arte es una mierda, en una clara referencia metalingüística, pero no hay en ‘Kuso’ una reflexión profunda en torno a esta o, en realidad, ninguna otra materia. De hecho, probablemente sea muy generoso considerar a esta obra como arte. Sería más adecuado considerarla un producto cultural que explora ciertos límites, pero que no lleva más allá ni el arte fílmico ni su práctica. En realidad, hay un ejemplo reciente, ‘Pieles’, de Eduardo Casanova, mucho más rica en su estudio de texturas y en su análisis de lo desagradable, y también mucho más inteligente y sensible en su planteamiento, que hace que el experimento pierda casi todo su valor y capacidad de transgresión.

Kuso’ existe, en definitiva, porque puede, y eso en sí mismo es una buena noticia, pero no tiene ningún fin, no aporta nada. Es bueno que exista, pero es totalmente innecesario verla.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

lunes, 19 de agosto de 2019

[Premios] Camino a los Emmy 2019: Mejor TV Movie

Continuamos nuestro camino hacia los Emmy 2019 repasando las nominadas a Mejor TV Movie, es decir, películas directamente producidas para su emisión en televisión: 'Bandersnatch', 'Brexit', 'Deadwood: The Movie', 'King Lear' y 'My Dinner with Hervé'


Aunque a veces quedan relegadas en importancia por las series y miniseries, más influyentes por contar con emisiones más extensas y con mayor potencial para lograr nominaciones dado su mayor número de capítulos y personajes, las películas para televisión van ganando peso a medida que las fronteras entre cine y televisión se desvanecen. Además, las plataformas de streaming producen un mayor número de películas propias para engrosar sus catálogos y varias series han completado sus universos con películas estrenadas directamente en las plataformas o canales donde se emitían –es el caso de 'Sense8' o de una de las nominadas, 'Deadwood'–. A esto hay que añadir la innovación que estamos viendo en las películas interactivas, como otra de las nominadas, 'Bandersnatch', y que abren un nuevo filón para estos contenidos. Con todo esto, las TV Movies tienen mucho interés, y las nominadas este año en esta categoría pueden servir para demostrarlo.

'Bandersnatch'

'Bandersnatch'

No quiero decir que la película interactiva creada por Charlie Brooker para Netflix está en esta lista solo por la novedad que supone, pero desde luego no está precisamente por la calidad de su narración o de sus interpretaciones. La historia de este adolescente (Fionn Whitehead) que diseña un videojuego en 1984 puede ser manipulada por el espectador, que toma decisiones en diversos momentos, afectando en mayor o menor medida al resultado final. Resulta muy interesante como experimento llamado a revolucionar el mundo de la producción audiovisual, y su inclusión en el universo de 'Black Mirror' –que ya lleva dos premios en esta categoría con 'San Junípero' y 'USS Callister'– parece especialmente acertada, como también lo es la reflexión tecnológica y metacinematográfica que plantea. 

Desde luego esta película estrenada en diciembre de 2018 pasará a la historia, pero desde un punto de vista exclusivamente cinematográfico, resulta floja, con una narración todavía limitada por su apuesta técnica y con actuaciones bastante mejorables.

'Brexit: The Uncivil War'

'Brexit: The Uncivil War'


Quizá sea la obra más actual, ya que uno de sus personajes secundarios, Boris Johnson, se convirtió hace pocas semanas en Primer Ministro del Reino Unido y ya que su protagonista, Dominic Cummings, pasará a ser una figura de relevancia en el gobierno británico. Narra la historia de cómo se fraguó el plan maestro de Cummings (un magnífico Benedict Cumberbatch) para la campaña que llevó a la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Aunque a menudo se queda en la superficie, sí que retrata de forma acertada y precisa algunos de los sentimientos, ideas y estrategias que explican la decisión de los británicos en el referéndum de 2016. 

El guion de James Graham, las interpretaciones (insisto, inmejorable, una vez más, Cumberbatch) y el tema que trata, unido al estado de la política británica, que hace que la película esté de actualidad continuamente, añaden relevancia e interés a esta producción de Channel 4 y HBO.


'Deadwood: The Movie'


'Deadwood: The Movie'

La continuación de la premiada serie homónima emitida entre 2004 y 2006 en HBO retoma la historia diez años después del final de la tercera y última temporada de la serie, reuniendo a la mayor parte del equipo, tanto entre los intérpretes (Timothy Olyphant, Ian McShane, Molly Parker, Paula Malcomson, John Hawkes o Gerald McRaney), como tras las cámaras (con Daniel Minahan en la dirección y con guion del creador de la serie, David Milch). Pone un broche de oro a la serie, con grandes interpretaciones y diálogos memorables, y logrando algo muy complejo, que es no decepcionar tras una de las mejores series realizadas en la televisión estadounidense.


'King Lear'

Con la BBC y Amazon detrás del proyecto, adaptando una obra de Shakespeare, y con animales interpretativos de la talla de Anthony Hopkins, Emma Thompson, Emily Watson, Andrew Scott o Jim Broadbent, las garantías de éxito son elevadas. Y si el magnífico elenco está en un estado de gracia absoluta, con un trabajo que combina perfectamente el registro cinematográfico y el teatral, se puede aspirar a todo. Hay, riesgo, por supuesto, en la traslación del lenguaje de Shakespeare a una ambientación contemporánea, algo que no siempre funciona en el film, pero las colosales interpretaciones de Anthony Hopkins y compañía, absolutamente extraordinarias, creo que eclipsan cualquier posible defecto.

De los cinco nominados, quizá sea el telefilm más 'tradicional', siguiendo esa costumbre de la BBC de adaptar obras literarias de sus grandes plumas. En este sentido, también parece ser la, a priori, menos conocida en un contexto en el que las plataformas de streaming son ya las claras dominadoras.

'My Dinner with Hervé'



Peter Dinklage (Tyrion Lannister en 'Juego de Tronos') produce y protagoniza este biopic centrado en los últimos días de la vida del actor Hervé Villechaize, que se suicidó en 1993 con 50 años. La trama gira en torno a una entrevista que el que actor de 'Fantasy Island' o 'El hombre de la pistola de oro' concedió a un periodista con problemas de alcoholismo (interpretado por Jamie Dornan). Las interpretaciones protagonistas, sobre todo la de un Dinklage que captura la complejidad del personaje, añaden atractivo a una historia por sí misma morbosa. Escrita y dirigida por Sacha Gervasi, cuenta en el reparto también con Andy García y Oona Chaplin.

Pronóstico


'Bandersnatch' es la que más ruido ha hecho y la más relevante para la industria, además de tener el sello 'Black Mirror', algo que, tras haber ganado los dos años anteriores, es difícil saber si podría resultar beneficioso o perjudicial. Por otro lado, la película interactiva de Netflix es la más débil si medimos exclusivamente criterios artísticos y cinematográficos y, siendo sincero, prefiero que se sigan valorando este tipo de argumentos por encima de estrategias técnicas y comerciales como las que destacan en 'Bandersnatch'. Así, por calidad, tanto 'King Lear' como 'Deadwood' lo merecen más; la de HBO, habiendo mantenido el nivel de una serie que en su momento ya recibió varios galardones, podría convertirse con esto en favorita.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

domingo, 18 de agosto de 2019

[Series] 'Así nos ven': Necesaria e impactante miniserie contra los prejuicios raciales

'Así nos ven', la miniserie de Netflix nominada a 11 premios Emmy, muestra, con dureza y empatía, uno de los casos más polémicos y dramáticos de discriminación y prejuicios raciales en Estados Unidos


'Así nos ven'


Cuatro de las cinco nominadas al Emmy a Mejor Miniserie se basan en historias o en personajes reales. No es cuestión de competir en importancia histórica, porque parece claro que la más relevante debe ser ‘Chernobyl’, pero no creo que sea aventurado afirmar que el trabajo con mayor capacidad de movilizar y provocar un efecto en la sociedad es ‘Así nos ven’ (‘When They See Us’), que además, con sus once nominaciones, es la segunda producción más nominada de esta edición de los Emmy por detrás de ‘Juego de Tronos’. Ahora que OITNB ha terminado y nos ha obligado a enfrentarnos a las injusticias del sistema penitenciario estadounidense, el visionado de esta miniserie de cuatro episodios nos lleva a reflexionar sobre el racismo y los prejuicios de la sociedad estadounidense a través de la revisión de uno de sus casos más dramáticos, mediáticos y oscuros.

El 19 de abril de 1989, una mujer blanca que corría en Central Park fue brutalmente agredida y violada. Esa misma noche, un grupo de jóvenes afroamericanos e hispanos había estado supuestamente atacando e intimidando a otros viandantes en el parque. Cinco de esos jóvenes, cuatro de ellos menores de 16 años, fueron acusados por las autoridades como responsables de la agresión sexual. Con pruebas obtenidas en interrogatorios en los que no se respetaron los derechos de los detenidos y tras un juicio extremadamente mediático, fueron condenados a penas de varios años de prisión. Más de doce años después, cuando el mayor de los cinco todavía seguía en la cárcel, fueron exonerados de todos sus crímenes tras la confesión del verdadero autor del ataque.

Este polémico caso se convirtió en una muestra más de los prejuicios policiales, judiciales y, en general, de toda la sociedad hacia la población afroamericana e hispana en Estados Unidos. Treinta años después de aquello, el racismo y los prejuicios siguen siendo parte del país que ahora preside Donald Trump, por lo que una serie como la que se estrenó en Netflix el 31 de mayo es, por desgracia, tan necesaria como siempre.

Además, esta miniserie creada y dirigida por Ava DuVernay tiene la capacidad de impactar e incomodar como pocas producciones. Las náuseas y la tensión que despierta en algunos momentos me recordaban a las que sentía con el primer capítulo de ‘The night of’, en la que un joven se despierta en la escena de un asesinato y es acusado por la policía, sin entender qué ha pasado, y es arrojado en un mundo mucho más duro y difícil de lo que este chaval, como los Cinco de Central Park, están preparados para afrontar. De hecho, las semejanzas con la serie de HBO se deben también al análisis que ambas hacen del sistema penitenciario y judicial de Estados Unidos. En ese aspecto, aunque las dos son ilustrativas y de gran dureza, esta se incrementa en la miniserie de Netflix por la veracidad que hay detrás de lo que vemos. Ese es el elemento más destacado y el que más impresión causa en ‘When They See Us’, pues saber que lo que se muestra está basado en hechos reales impide mirar a otro lado diciendo “es solo ficción”.

Una historia en cuatro partes 


También ayuda en este sentido el extraordinario trabajo de todo el elenco, con el que es imposible no empatizar, capaz de mostrar de forma muy precisa y acertada la evolución de los personajes. Las ocho nominaciones en categorías interpretativas que la serie cosechó son totalmente incuestionables. Destaca, a su vez, la narración y la división de la trama en cuatro partes claramente diferenciadas, con duraciones superiores a la hora y alguna cercana a los 90 minutos.

'Así nos ven'

El primer capítulo muestra a los cinco jóvenes en sus entornos, generalmente estables y felices, antes de dar paso al crimen y al comienzo de la investigación policial. La presentación de cada personaje es magistral y el episodio va construyendo la tensión que se desata en la segunda parte del mismo, mucho más agobiante, cuando se retratan las irregularidades de la instrucción y los abusos policiales. El segundo episodio, se centra en el juicio y, quizá por mostrar casi exclusivamente el lado de los acusados, sin intentar comprender o analizar la otra versión, resulta más flojo. Por ese mismo motivo, la ilustración sobre el desarrollo del proceso resulta en cierta medida incompleta. 

El tercer episodio se centra en la vida en el centro de menores y tras salir de la cárcel de los cuatro protagonistas que, en el momento del crimen, no habían cumplido los 16 años –y, por lo tanto, todavía eran considerados menores de edad–. La dificultad para lograr su reinserción, sobre todo con un crimen sexual sobre ellos, así como la importancia de contar con apoyo y recursos, son elementos centrales en este episodio. Por último, la cuarta parte está reservada a Korey Wise, el mayor de los cinco, el que mayores dificultades enfrentó al haber sido enviado desde el primer momento a una cárcel de máxima seguridad. Es el episodio más duro, con una interpretación soberbia de Jharrel Jerome.

Esta estructura, que permite profundizar en cada personaje y lograr una imagen bastante clara y ordenada de lo que ocurrió, es muy adecuada. Con ella se pone el acento sobre las injusticias que se cometieron y los efectos que tuvieron sobre quienes las vivieron. De esta forma, por su capacidad para servir no solo de homenaje, sino de llamada de atención para que fenómenos semejantes no se repitan, ‘When They See Us’ es un trabajo tan importante y tan necesario.


'Así nos ven'

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

sábado, 17 de agosto de 2019

[Cine] Crítica: 'King Lear' (2019). Actuaciones memorables para revivir la tragedia shakespeariana

Con unas interpretaciones inconmensurables, el telefilm de la BBC y Amazon, nominado a los próximos Emmy, adapta la tragedia de Shakespeare, manteniendo los diálogos y situando la acción en el presente



Shakespeare, a pesar de haber sido uno de los autores más adaptados al cine y la televisión en diversos formatos, supone, en parte por eso y en parte por la complejidad de su universo, un desafío inmenso cada vez que es llevado a una pantalla –o, en realidad, a cualquier tipo de escenario o soporte–. Ese desafío aumenta cuando se introducen en las adaptaciones cambios o novedades, como puede ser la ambientación de la acción en el presente manteniendo los diálogos originales, lo que genera un contraste, por lo general, bastante apreciado tanto en el teatro como en la pantalla. Eso es lo que hace esta nueva versión televisiva de la BBC y Amazon de ‘King Lear’, que no rehúye el desafío, sino que lo enfrenta, dando lugar a una meritoria y satisfactoria versión de la tragedia del dramaturgo inglés.

Es cierto que hay momentos en los que la traslación de los diálogos shakespearianos a entornos y estéticas contemporáneos resbala y ese contraste que se busca se transforma en un choque de difícil cohesión. A su vez, hay una gran teatralidad en la obra, algo que plantea una nueva dificultad por la distinción entre el lenguaje teatral y el cinematográfico/televisivo. Desde luego, ni la fotografía ni el cuidado de los decorados y los efectos especiales son el punto fuerte de esta adaptación de ‘King Lear’


A esto se suma un aspecto relativamente secundario, pero cuyo efecto no podemos obviar; y es que para el espectador medio, el que no sea un gran experto en la obra de Shakespeare o, sobre todo, en su idioma, la versión original –imprescindible, dadas las inconmensurables actuaciones que conviene disfrutar en su máxima pureza– puede ser insuficiente, e incluso los subtítulos en inglés pueden no alcanzar para comprender la obra al completo y en profundidad en un primer visionado

Poderosísimas y muy teatrales interpretaciones 


Mas estas debilidades, que, en cualquier caso, son solo parciales o puntuales, quedan eclipsadas por el verdadero punto fuerte del telefilm. Los intérpretes alcanzan un trabajo coral único, como pocas veces he visto en una pantalla. Tienen un gran componente teatral, con una expresividad asombrosa, algo que ayuda en ese cruce de lenguajes y artes. Estamos hablando de Anthony Hopkins, Emma Thompson, Emily Watson, Florence Pugh, Jim Broadbent, Jim Carter, Tobias Menzies, John Macmillan o Andrew Scott, entre otras bestias de la interpretación. 

Anthony Hopkins completa una actuación memorable, capturando la esencia del personaje, su fragilidad, su decadencia y su locura. El suyo es uno de los ejercicios interpretativos más poderosos e impresionantes que recuerdo. Por la complejidad de su papel, también Andrew Scott, que no es la primera vez que da vida a un personaje con algún desequilibrio mental, está magnífico, igual que su hermanastro en la historia, John MacMillan, con un rol mucho más contenido y logrando trasladarnos las intenciones de una figura maquiavélica y cargada de secretos. También Emma Thompson y Emily Watson están en su línea habitual, con grandes trabajos.


En general, todo el reparto está magistral a las órdenes de Richard Eyre. Lo demás debe ser secundario. Puede haber imperfecciones, inevitables en cualquier adaptación de una obra de estas dimensiones, pero la labor de unión de cine, televisión y teatro es muy meritoria. Y las interpretaciones que la hacen posible, irrepetibles. 

Lo mejor: las interpretaciones, encabezadas por Anthony Hopkins 
Lo peor: una ambientación contemporánea imperfecta 
Nota: 8/10

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

viernes, 16 de agosto de 2019

[Series] 'Carnival Row': Fantasía y crítica sociopolítica en una ciudad victoriana

Con el sello de Guillermo del Toro y protagonizada por Orlando Bloom y Cara Delevingne, la gran apuesta de Amazon, ‘Carnival Row’, es una serie de fantasía ambientada en una ciudad victoriana en la que una ola de asesinatos despierta el pánico en medio de una crisis migratoria y de racismo 



'Carnival Row': Fantasía y crítica sociopolítica en una ciudad victoriana

Llega como una de las series más ambiciosas de la temporada. No en vano, se trata de una producción propia de Amazon, una serie de época con una cuidada ambientación, importantes efectos visuales, caras conocidas –Cara Delevingne, Orlando Bloom o Jared Harris, entre otros– y, quizás el elemento más determinante, Guillermo del Toro en la producción. Este rol, a pesar de su importancia, debe matizarse pues, aunque el proyecto es suyo, el cineasta mexicano se fue desvinculando a medida que avanzaba. Recordemos que acaba de estrenar ‘Historias de miedo para contar en la oscuridad’, que está con las series de Los cuentos de Arcadia para Netflix y que el año que viene estrena ‘Pinocho’ y ‘Nightmare Alley’.

Sin embargo, aquí está indudablemente su mundo: fantasía y mensaje político subyacente incluidos. En este caso, crítica al racismo, la xenofobia y la discriminación a través de una sociedad victoriana en la que hadas, faunos y otras criaturas fantásticas viven refugiadas en una ciudad humana, en el que son discriminadas, tras haber tenido que huir de sus hogares por la guerra causada, precisamente, por los humanos. La asociación con la situación actual de tantas personas que deben huir del infierno en el que se han convertido sus países se acentúa por el comienzo del piloto con el naufragio de un barco que trasportaba a hadas que escapaban de su hogar. 

La serie es inteligente en su retrato sociopolítico, con referencias cuidadas y con trasfondo en torno a los temas ya mencionados, pero también a otros como el colonialismo, la religión o la política, en el que los bandos se dividen entre quienes quieren acoger e integrar a los seres fantásticos y quienes abogan por la superioridad de los humanos y por no aceptar más inmigrantes. No obstante, en ningún caso se trata de referencias sutiles y, en ocasiones, centrarse en esos debates sociopolíticos impide que las tramas adquieran la agilidad que a veces sería bienvenida

Más que una crítica sociopolítica 


Con el contexto que hemos mencionado de fondo, la trama principal se centra en la investigación de una serie de horribles asesinatos por el inspector Rycroft Philostrate (Orlando Bloom). La trama se va complicando a medida que avanzan los capítulos de 50-60 minutos, y nuevas líneas argumentales se van incorporando, cruzándose entre ellas, lo que va añadiendo emoción y capas a la historia. De hecho, el piloto es quizás el episodio más flojo, prestando más atención a esos aspectos de contexto que permiten referirse a la sociedad actual que al desarrollo de la historia principal, y sin haber dado cabida todavía a las líneas argumentales secundarias. 

A medida que avanza ‘Carnival Row’, también el ritmo va creciendo, si bien es cierto que tanto en la narración como en algunos elementos del guion todavía hay margen de mejora de aquí hasta el final de esta primera temporada. Quizás el punto de inflexión lo marca el tercer capítulo, que realiza un flashback que explica la relación del personaje de Bloom con el de Cara Delevingne, que interpreta al hada Vignette. A partir de este momento, habiendo entendido mucho más sobre el pasado de gran parte de los personajes e historias, el contenido de los siguientes episodios es más sencillo, enriquecedor y disfrutable.

'Carnival Row': Fantasía y crítica sociopolítica en una ciudad victoriana

Más allá de estos elementos, si la serie destaca por algo es por su gran poderío visual, por una magnífica ambientación con una notable estética steampunk –la serie se rodó en Praga, que recrea la ciudad victoriana de The Burgue– y por un gran cuidado del vestuario y el maquillaje. El casting también resulta acertado y, sin interpretaciones memorables, casi todo el elenco está más que correcto.

Parece que estos últimos puntos continuarán en lo que queda de temporada. Veremos si los relacionados con la trama, la crítica sociopolítica y la narración aprovechan sus virtudes y mejoran sus debilidades. Así, ‘Carnival Row’ podría alcanzar sin problema la relevancia a la que parece estar destinada.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

lunes, 12 de agosto de 2019

[Series] Review 'Home Ground': Análisis del mundo del fútbol ante una nueva era

La primera temporada de ‘Home Ground’ (2018), serie noruega sobre una entrenadora en un equipo de fútbol masculino recién ascendido a primera división, combina un valiente análisis del papel de la mujer en el fútbol con una de las mejores aproximaciones de la ficción audiovisual a este deporte 


Crítica 'Home Ground'

A cuatro días del comienzo de la Liga de Fútbol en España, llega a Filmin una de las series más apasionantes y meritorias que se hayan realizado en torno al mundo del fútbol. ‘Home Ground’ (‘Heimebane’), que narra la historia de una mujer que, por primera vez en la historia, se pone al frente de un equipo masculino de la primera división del fútbol noruego, llega además en un momento en el que el fútbol femenino se enfrenta a su punto de inflexión. No obstante, a pesar de la predominancia en la historia del papel de la mujer en este deporte, sería injusto reducir ‘Home Ground’ a eso.

El fútbol, el deporte más mediático en la mayoría de países de nuestro entorno y –con el creciente interés de China, Estados Unidos y los petroestados del Golfo–, uno de los favoritos a nivel global, es el protagonista central de esta serie, que lo aborda con toda su amplitud, manteniendo en parte el estilo y la narrativa propios de trabajos audiovisuales sobre esta temática. Así, podemos encontrar asociaciones con la mítica serie japonesa ‘Oliver y Benji’ (1983) o con la película británica ‘Quiero ser como Beckham’ (2002). Comparte además con otros títulos la (a veces excesiva) épica que acompaña a gran parte de las producciones de ambientación deportiva. 

Pero hay mucho más. Junto a esa emoción de las grandes gestas de las ficciones sobre deporte está el estudio de unos personajes profundos y complejos y un extenso conocimiento de lo que implica este deporte, aunque centrándose en el significado de un equipo pequeño e histórico y en la presión de quienes forman parte del mismo –el personaje interpretado por Axel Bøyum es especialmente valioso en este aspecto–, y obviando el glamour de las grandes ligas. De hecho, su ambientación en una pequeña ciudad costera de Noruega le añade un cierto exotismo y novedad, ampliando la visión más allá de lo estrictamente deportivo

Tanto el análisis de los personajes como el conocimiento del mundo del fútbol se resumen en el rol, como actor y como productor, del que fuera campeón de la Liga española con el Valencia, el delantero noruego John Carew. El interés de su personaje, una estrella europea que regresa a la liga noruega antes de retirarse, es uno de los mayores atractivos de la serie, y parece incuestionable el conocimiento que un exjugador con la trayectoria de Carew aporta al proyecto. Introducir esto en una obra bien filmada, con interpretaciones solventes y una narración más que correcta –a pesar de ciertos momentos de innecesario dramatismo y lentitud– es algo muy pocas veces visto. 

Ante todo, la historia de una pionera 


Y aunque todo lo anterior convierte a ‘Home Ground’ en una ficción de gran mérito e interés, es evidente que lo más destacado es la historia de esa mujer –magnífica interpretación de Ane Dahl Torp– que ficha por un club recién ascendido a la Eliteserien, la primera división noruega, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo en el fútbol masculino. El mayor acierto de la serie está, probablemente, en retratar los problemas que rodean a este hecho –acoso, discriminación, machismo– de una forma mucho más sutil y menos manierista que en la mayoría de producciones. No hay claras divisiones entre buenos y malos, y no siempre podemos ponernos del lado de la protagonista; lo que sí encontramos es un montón de decisiones difíciles, con muchas vertientes, en las que su condición de mujer le impide mostrar debilidad.


Con esta aproximación, este argumento principal va perdiendo fuerza a medida que avanzan los diez capítulos de la primera temporada, pasando a otorgar más relevancia a las tramas secundarias. En su riqueza reside la capacidad de la serie de comprender el mundo del fútbol de manera amplia, pero también en la falta de desarrollo de algunas se encuentra una de las principales debilidades de la serie, que a veces pierde el foco y no consigue un cierre satisfactorio para muchas de las historias paralelas. 

Aun con esto, la serie es novedosa, bien realizada y retrata un tema que, volviendo al comienzo, no podría ser más pertinente tras los récords de asistencia a estadios la temporada pasada para partidos entre equipos femeninos, el Mundial disputado este verano con Megan Rapinoe como estrella, la adquisición del Real Madrid de un equipo femenino para esta temporada o la disputa del clásico torneo veraniego Ramón de Carranza por equipos femeninos. Mas su estreno se produjo ya en marzo de 2018 en la NRK1, la televisión pública noruega, y la segunda temporada ya ha visto la luz en el país escandinavo, lo que demuestra la valentía de sus creadores cuando la lanzaron

Es más que probable que haya aspectos, sobre todo los relacionados con el machismo en el fútbol que, desde ya mismo, comiencen a quedar desfasados. Ojalá sea así. Pero hay otros elementos, como la pasión y el sentimiento que rodean a este deporte, que la serie captura de manera universal y que, desde ya mismo, la convierten en una referencia fundamental dentro de las ficciones deportivas.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

jueves, 1 de agosto de 2019

[Series] Review 'Orange Is the New Black' (7ª Temporada): La serie en la que mirarnos

La séptima temporada de 'Orange Is the New Black' cierra una serie que cambió el panorama televisivo con una crítica social muy poderosa y con un toque de optimismo


'Orange Is the New Black' 7ª Temporada

Ha sido mucho menos ruidoso y mediático que el final de ‘Juego de Tronos’, pero el final de 'Orange Is the New Black' supone un momento probablemente más determinante por el cambio que esta serie ha supuesto para el panorama televisivo. Y es que 'Juego de Tronos' ha sido uno de los mayores fenómenos televisivos de la historia, mas no ha implicado un punto de inflexión y un cambio de era de las dimensiones del que ha supuesto OITNB.


En 2013, cuando se estrenó esta serie en clave de comedia, Netflix era una promesa de cambio más que una realidad, la televisión seguía regida por las emisiones semanales y las historias estaban mayoritariamente protagonizadas por hombres blancos heterosexuales. Hoy Netflix, que tuvo en OITNB uno de sus primeros grandes éxitos, es líder en el mercado de la televisión y su modelo es replicado por cada vez mayor número de competidores; la forma de consumir series ha cambiado por completo y el lanzamiento de una temporada completa de golpe –algo en lo que OITNB fue pionera– es una práctica frecuente, igual que los maratones; y, sobre todo, la diversidad de personajes protagonistas y la abundancia de historias sobre y para diferentes colectivos, la mayor ruptura que introdujo OITNB, es cada vez mayor.

Manteniendo la esencia 


Consciente de su relevancia, esta séptima y última temporada ha regresado parcialmente al origen, con más humor que en entregas pasadas y centrándose en la evolución de unos personajes que han mostrado unos arcos muchos más cuidados que esa serie de la que hablábamos antes. Tras dos temporadas discordantes –la sexta se centró en un nuevo escenario con nuevos personajes, mientras la quinta fue exclusivamente la historia de la revuelta en la cárcel– que, no obstante, levantaron el vuelo tras haberse quedado un tanto estancada en la tercera y la cuarta temporadas, estos últimos trece episodios permiten cerrar de manera satisfactoria y solvente la mayoría de las tramas que habíamos seguido desde el comienzo. Ha sido precisamente en la multiplicidad y riqueza de tramas e historias secundarias donde siempre ha estado el mayor atractivo de la ficción creada por Jenji Kohan. 

'Orange Is the New Black' 7ª Temporada

Y eso se confirma en esta última, pues, aunque el hilo argumental de Piper Chapman (basada en Piper Kerman, cuyas memorias adapta la serie) es el central, con Piper enfrentándose a la realidad fuera de prisión, es el menos atractivo de todos, como ha ocurrido prácticamente desde la primera temporada. La historia de una pija neoyorkina que entra en la cárcel por haber transportado dinero proveniente de la droga en su juventud es mucho menos atractiva y compleja que la de mujeres racializadas, con identidades y orientaciones sexuales no normativas o provenientes de entornos desafortunados

Más crítica social 


En este aspecto, esta temporada incluye un centro de detención de personas inmigrantes, algo que le permite reflexionar de manera mucho más dura y cercana sobre la realidad y, especialmente, sobre la crueldad del sistema de deportaciones y la privatización del sistema penitenciario estadounidense. La serie mira con más fuerza que nunca hacia fuera, añadiendo a este análisis de las prisiones fenómenos como el #MeToo y el acoso, así como la dificultad de la reinserción tras el cumplimiento de una pena de prisión –gracias a los personajes de Piper, Cindy y Taystee, este es el tema central sobre el que gira toda la temporada–. 

Con esto, se detecta un cierto pesimismo hacia la realidad del país y hacia su sistema penitenciario, pero hay mucho más optimismo y una visión mucho más bondadosa hacia las personas que lo pueblan –sean delincuentes o no–. Así, aun dentro de su complejidad, el lado bueno de los protagonistas se acaba imponiendo, de manera que se pierde en multidimensionalidad y resulta más sencilla la distinción entre buenos y malos, alcanzando personajes un tanto estereotipados.

Con esta última temporada imperfecta, que resume una serie imperfecta y por momentos irregular, se demuestra que pocas producciones pueden realizar críticas tan feroces y coherentes al panorama sociopolítico actual en Estados Unidos. Y es que OITNB siempre ha representado exactamente lo opuesto a lo que el actual presidente de ese país representa.

De esta forma, su crítica, dura aunque optimista, hacia el panorama social y político puede trasladarse también a esa nueva era televisiva de la que OITNB se ha convertido en paradigma. Sigamos, por tanto, el ejemplo de OITNB y adoptemos una postura crítica ante este nuevo panorama, pero que no nos falte optimismo para reconocer toda la bondad y belleza que se esconde detrás.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)