jueves, 22 de diciembre de 2016

La Policía alemana emprende una caza del hombre presionada por sus errores

La Policía alemana ha emprendido una acelerada caza del hombre tras los errores cometidos el pasado lunes, cuando detuvo a un sospechoso pakistaní -luego liberado- como presunto responsable del atentado que costó la vida a 12 personas en el centro de Berlín. La búsqueda se centra ahora en un joven tunecino de 23 años. Las fuerzas del orden actúan bajo presión, lo que ha supuesto quebrar los usos de cautela y discreción con que habitualmente trabajan. La caza del hombre urge.

El autor del atentado, sea quien sea, está armado –utilizó un arma de fuego contra el camionero polaco que conducía el camión del atentado- y los servicios alemanes dan por hecho que puede intentar actuar de nuevo. De momento, la Fiscalía alemana ha ofrecido una recompensa de 100.000 euros a quienes aporten información que pueda conducir a la captura del nuevo sospechoso.

FOTO: Reuters
En ese clima de urgencia y temor, la Policía intenta no perder el control. Así, la Policía de Berlín ha hecho un llamamiento a los ciudadanos alemanes para que mantengan la discreción, publicando un escueto mensaje en Twitter con la foto de un gato y un hashtag que anima a no hacer comentarios. La cuenta oficial de la Policía de Berlín ha publicado un mensaje en Twitter con el hashtag #AusGruenden, una expresión en alemán que equivale al habitual "sin comentarios", acompañado con la imagen de un gato y el emblema de la Policía de la capital alemana.

Las fuerzas de seguridad y la población alemanas eran conscientes de que algo así podía ocurrir. Los expertos en terrorismo en Alemania llevaban tiempo hablando de una “amenaza abstracta”, difícil de concretar pero que daba a entender que tarde o temprano Alemania sufriría ataques similares a los de Francia o Bélgica, como defiende el experto en terrorismo Rolf Tophoven.

Por eso se habían tomado ciertas precauciones: la presencia policial en grandes aglomeraciones había aumentado y los ciudadanos estaban prevenidos. Y aunque a raíz del ataque se haya abierto el debate sobre la seguridad en Alemania, parece que no se han producido grandes fallos y que un ataque de este tipo es casi inevitable. Existe cierta resignación, pues no se puede controlar que un loco conduzca un camión contra una multitud por mucho que las fuerzas de seguridad estén sobre aviso.

Ahora se discute la necesidad de instalar bolardos de cemento en los accesos a los mercadillos navideños o en otros grandes eventos al aire libre. Pero la mayoría de expertos coinciden con Tophoven en que “el modus operandi de los terroristas ha cambiado; ahora basta un vehículo o casi cualquier instrumento para que cualquiera pueda llevar a cabo una acción terrorista”. Por eso es tan difícil encontrar medidas verdaderamente efectivas para proteger a la población.

Errores y aciertos informativos

Pero si en la prevención podemos considerar que no se han cometido errores, lo contrario ha ocurrido en las horas posteriores a la tragedia. La policía germana ha estado sometida a una presión a la que no está acostumbrada. Así, la necesidad de capturar rápidamente al autor de los hechos, que sigue a la fuga, ha provocado precipitaciones, como la que llevó a la detención de un joven pakistaní de 23 años que más tarde sería puesto en libertad ante la falta de pruebas en su contra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación alemanes e internacionales, que buscaban culpables y explicaciones a toda costa, han forzado a las fuerzas de seguridad a proporcionar información que en otras condiciones no facilitarían para acallar así los rumores y especulaciones. En este aspecto, el perfil de Twitter de la policía berlinesa ha sido aprovechado para hacer llamamientos a la calma y para mantener a la población informada.

Por su parte, algunos medios de comunicación han fallado al informar sobre el atentado. Por un lado ha estado la prensa más sensacionalista, con el popular diario Bild a la cabeza, que acostumbra a utilizar informaciones de fuentes dudosas o sin confirmar, así como a recurrir a los prejuicios y temores de los ciudadanos alemanes a la hora de tratar sucesos de este calado. Esto llevó a parte de la prensa internacional a comportarse de una forma semejante, dando por ciertas informaciones que más tarde serían desmentidas, como la muerte del copiloto como consecuencia del ataque, que más tarde se sabría que había sido asesinado de un disparo.

Por otro lado encontramos a los medios de comunicación alemanes tradicionales, que han optado por una mayor moderación para evitar la difusión de informaciones erróneas que provocaran mayor desconcierto y pánico, como había ocurrido tras la matanza de Múnich en julio, y para evitar también el temido descalificativo de “Lügenpresse”, prensa mentirosa, que tan habitualmente se utiliza en los países germanoparlantes.

Consecuencias electorales

Donde no ha habido comedimiento ha sido en las redes sociales, que han sido utilizadas para criticar con dureza la política de puertas abiertas con los refugiados de Angela Merkel, a quien muchos alemanes ven como culpable directa de lo ocurrido. En este sentido, la condición de asilado del detenido, que había llegado en febrero a Alemania, fue un incentivo más para quienes desde el mismo momento del ataque habían aprovechado para sacar provecho electoral.

Este año se celebran elecciones en Alemania y pocos dudan en afirmar que los mayores beneficiados electoralmente de este atentado serán los ultraderechistas de Alternativa por Alemania (AfD), que llevan meses ascendiendo en las encuestas. Aunque improbable, una victoria de esta formación xenófoba generaría un mayor rechazo hacia la población musulmana. Un rechazo que, unido a la falta de oportunidades que sufren muchos jóvenes musulmanes, les acerca a las ideas radicales de los asesinos yihadistas. Así, los dos tipos de extremismo no hacen sino retroalimentarse y contribuir a una espiral de miedo que beneficia a ambos y que perjudica dramáticamente a todos los demás.


(Publicado en bez.es; con la participación de Santiago Carcar)

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