sábado, 13 de mayo de 2017

Mitten in Deutschland: NSU. El docudrama alemán que hace frente a una realidad menos mediática


Occidente vive desde hace unos años un ascenso muy notable de fuerzas políticas de extrema derecha y con marcados tintes racistas. Y en parte, esta tendencia se explica gracias a los atentados terroristas de inspiración islamista perpetrados en diversos países tanto dentro como fuera de Europa. Este es el contexto en el que aparece en marzo de 2016 la miniserie Mitten in Deutschland: NSU, emitida y producida por Das Erste, el canal público alemán, y compuesta por tres películas para televisión. Cada una de ellas está centrada en un grupo de protagonistas y narrada con estéticas y géneros diferentes, lo que, unido a unas interpretaciones bastante cuidadas, dota al proyecto de singularidad y atractivo.

Basada en hechos reales y con cierto ánimo documental, se centra en el grupo terrorista de extrema derecha NSU (Nazionalsozialistischer Untergrund), que durante la primera década del siglo XXI llevó a cabo, entre otras acciones, una serie de asesinatos de trabajadores inmigrantes en Alemania. Los sucesos sacudieron Alemania durante años, reflejando cómo el nazismo seguía presente en un país que durante tanto tiempo ha buscado reconciliarse con un pasado que todavía le persigue.

Por eso resulta tan necesaria esta serie. No solo por sacar a la luz la existencia de grupos neonazis que, aunque lamentable y muy preocupante, no deja de ser minoritaria, sino, sobre todo, porque consigue capturar la presencia latente de actitudes xenófobas y discriminatorias en la sociedad alemana. Este aspecto, a mi parecer el más relevante y actual, es el que se destaca en el segundo de los tres telefilmes que componen Mitten in Deutschland. Pero vayamos por partes:

El primero, Die Täter – Heute ist nicht alle Tage, está centrado en los criminales. Con una vocación y estética más propias del documental, bucea en las causas que llevaron a jóvenes desencantados a unirse a grupos radicales tras la Caída del Muro de Berlín. Dirigido por Christian Schwochow, narra la formación del NSU y describe la escena neonazi en una ciudad del centro de Alemania. Este episodio destaca por saber capturar esa sensación de desorientación de los jóvenes, con saltos temporales no siempre definidos, y por intentar comprender los motivos. En este sentido resulta llamativo cómo la protagonista, Beate, mira en varias ocasiones directamente a la cámara, incomodando al espectador, como si le preguntara “¿tú qué habrías hecho?”

La segunda parte, Die Opfer – Vergesst mich nicht, toma el punto de vista de Semiya Şimşek, hija del primer asesinado y autora de un libro en el que se inspira parcialmente el guion de este telefilme. Con esto, Züli Aladağ pretende personificar e ilustrar el sufrimiento de las familias de todas las víctimas del NSU, que no se quedaba en el lamento tras el asesinato. Y es que el dolor de quienes perdían a un familiar o amigo, iba más allá debido a las investigaciones por parte de la policía, obcecada en buscar culpables entre la propia comunidad turca y, como en el caso de Enver Şimşek, acusando a la víctima de haber traficado con droga. A eso se une la islamofobia que se vivió en muchos países tras los ataques del 11-S, y de los que los alemanes de origen turco también fueron objeto, o el tratamiento que las muertes recibían en la prensa alemana, que hablaba de “los asesinatos de los kebaps”. La narración en primera persona y un tono mucho más dramático hacen que este episodio sea el más trágico y complejo de los tres.


El tercer y último capítulo, Die Ermittler – Nur für den Dienstgebrauch, se adentra en la investigación policial y la búsqueda de los terroristas desde el nacimiento de la organización. Es quizás el menos interesante de los tres, al tratarse básicamente de una película policíaca como tantas otras que se producen en Alemania y Austria. A través de una narración basada en el flashback, consigue retratar los enfrentamientos entre distintos cuerpos policiales, con distintos intereses y con errores que ocultar, pero tanto en profundidad como en el aspecto interpretativo se queda por debajo de las dos primeras partes.

Volvemos ahora a Die Opfer, que es el que permite una reflexión más intensa y actual. Las actitudes racistas que muestra la policía ilustran la existencia de una cierta discriminación institucionalizada en la sociedad alemana. La investigación inicial, orientada a descubrir un crimen de honor o una red de tráfico de drogas, da una imagen de la visión que gran parte de los ciudadanos germanos tienen tanto de sus compatriotas de origen extranjero como de los inmigrantes recién llegados.

Y esto, que sucedía a principios de siglo, es lo mismo que ocurre, quizás aun con más intensidad, en la Alemania actual. No solo por el ascenso de un partido xenófobo y ultranacionalista como Alternativa por Alemania, sino por la visión negativa que muchos alemanes tienen hacia el colectivo turco, el más criticado por ser el más numeroso, pero que no deja de ser una representación de todos los inmigrantes o ciudadanos de origen extranjero.

Por eso es tan necesaria una serie como Mitten in Deutschland. Que puede caer en clichés, que en ocasiones intenta guiar de forma demasiado obvia al espectador y que cuenta con algunas escenas innecesarias o que rompen con la tónica de cada capítulo, pero que supone un intento muy interesante de abordar unos hechos y una realidad –la violencia neonazi y la discriminación normalizada– eclipsados por otros de mayores dimensiones –el terrorismo yihadista y el ascenso de los partidos de extrema derecha–, aunque igualmente presentes y con los que guardan una estrecha relación.

(Publicado en Culturamas)

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