miércoles, 11 de julio de 2018

[Atlàntida Film Fest] Crítica: 'Club Europa' (2017), de Franziska Hoenisch

[Atlàntida Film Fest] Crítica: 'Club Europa' (2017), de Franziska Hoenisch

‘Club Europa’, presente en el Atlàntida Film Fest, plantea un retrato interesante, aunque incompleto y pesimista, de una juventud europea individualista y multicultural 


La flexibilidad de las fronteras, las posibilidades económicas de las familias, la mejora de los medios de transporte y comunicación y el conocimiento de idiomas de las nuevas generaciones han facilitado que la movilidad de los jóvenes en los últimos años haya sido elevada, tanto en el contexto europeo, como en otros países considerados occidentales. Uno de los efectos de este fenómeno es el que se observa en ‘Club Europa’. En ella, tres jóvenes de diferente nacionalidad –Martha, una francesa; Jamie, un estadounidense; y Yasmin, una alemana– comparten piso en Berlín. Confrontados con la crisis de refugiados que Europa vive desde hace algunos años, deciden acoger en su piso, y este es el elemento central de la trama, a Samuel, un demandante de asilo procedente de Camerún. 

La integración parece fácil en un entorno multicultural y educado, en el que se utilizan casi de forma indistinta el francés, el alemán y el inglés. Sin embargo, las distintas necesidades de los cuatro jóvenes, que se encuentran en momentos decisivos para su futuro, y las complicaciones que el sistema impone para la acogida de Samuel complicarán la convivencia y tensarán la relación en el piso. 

Se trata de una historia cercana, no muy diferente de la que probablemente se haya vivido en algunas ocasiones en un barrio como el popular y multicultural Kreuzberg, en el que se sitúa la trama, o en otras grandes ciudades europeas. Así, la película es también pequeña e íntima, sin salir apenas del interior de la casa. Una casa, a su vez, sencilla, antigua y con escasa decoración. La iluminación es en general muy tenue y los colores, fríos; se transmite con esto tanto la frialdad del clima berlinés en diciembre como una cierta sensación de melancolía y tristeza. De hecho, incluso los momentos de alegría o diversión se viven con tensión contenida y culpabilidad. 

La fuerza y el potencial de ‘Club Europa’ se diluyen por su visión pesimista y parcial


La cinta tiene una indudable fuerza, pero la carga de negatividad es excesiva. Se incide en la desorientación de los jóvenes ante su futuro, se cuestiona el egoísmo de los tres afortunados y se critica el funcionamiento del sistema. Estos elementos, muy relevantes y necesarios, no se compensan lo suficiente con la otra cara de la realidad: jóvenes muy preparados, concienciados con su realidad social y un sistema que, aunque imperfecto e infinitamente mejorable, ha permitido, como dice la madre de Martha en un momento de la obra, que Samuel haya podido ser acogido, al menos de forma temporal. Más allá de qué versión de la realidad resulte más certera, la película opta por un pesimismo que resulta incompleto.

[Atlàntida Film Fest] Crítica: 'Club Europa' (2017), de Franziska Hoenisch

Los personajes, que tienen un enorme potencial y que están interpretados con solvencia, resultan planos y sin evolución a lo largo del film, desaprovechando sus grandísimas posibilidades. Lo mismo ocurre con otros elementos, como la reflexión en torno a los acuerdos de Dublín III –por los que los demandantes de asilo deben solicitar su estancia en el primer país de la UE que los registró– o la decisión de Samuel de comprarse unas zapatillas en lugar de enviar ese dinero a su familia en Camerún. Se abren debates muy interesantes, pero sin un gran desarrollo que permita profundizar en ellos y en sus complejidades. 

Con todo, y a pesar de no explotar toda su riqueza, la cinta de Franziska Hoenisch resulta muy relevante en un momento en el que el debate migratorio en Europa, y con especial fuerza en Alemania, sigue abierto. Hacerlo desde la perspectiva de la generación no solo más afectada por esta situación, sino también la que tiene la posibilidad de solucionarla, resulta un acierto. Aunque incompleto, un magnífico intento de retratar una generación individualista, preparada y multicultural. 

Lo mejor: la temática y los debates que subyacen 
Lo peor: la casi nula evolución de los personajes 
Nota: 6.5


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

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