jueves, 29 de diciembre de 2016

La deriva del periodismo

Hay pocas cosas más típicas en esta época del año que los resúmenes sobre lo que ha ocurrido en el año que va terminando. La mayoría de estas recopilaciones son sencillas, nostálgicas y visuales, centrándose en los eventos más destacados y que más seguimiento han tenido en los medios (no necesariamente los más importantes). Son simplificaciones de lo ocurrido en los últimos doce meses que gozan de un éxito notable y que permiten al espectador, oyente, lector o usuario sentirse informado.

FOTO: Pixabay
Soy el primero que disfruta con ellos, tanto como consumidor como periodista, porque nos permiten hacer balance, obtener perspectivas y relaciones a vista de pájaro y descubrir tendencias. Pero lo cierto es que estos productos mediáticos premian la simplificación y la búsqueda de consumidores, sin aportar la profundidad, el rigor y la novedad que siempre deberían guiar al periodismo.

Recuerdo ver estas recopilaciones en los informativos del 31 de diciembre cuando era más joven, pero en los últimos años se han extendido y adelantado, haciéndose presentes casi desde mediados de diciembre. Su éxito en las redes sociales y los medios digitales, donde predominan las listas, las imágenes y en general, lo fácil, hacen que sean cada vez más habituales. Así encontramos listas sobre lo ocurrido en cada área informativa, en cada mes, en cada país...

La proliferación de resúmenes demuestra que si algo triunfa en la red, el resto de medios de comunicación intentarán explotarlo. Y es que el digital ha marcado el comportamiento de los medios tradicionales, que se han dejado llevar, creyendo que la renovación era estar presentes en los soportes digitales y adaptarse a lo que en ellos podría triunfar. Así, Internet marca tanto el contenido como la forma de comunicarlo de los demás medios y soportes.

Lo digital ha protagonizado 2016

Y para probar esto podemos recurrir a ejemplos de este 2016, logrando así nuestro propio resumen del año. El primero son los bulos que tanto influyeron en la elección de Donald Trump como presidente estadounidense. A pesar de que nunca había habido tanta información accesible, las informaciones falsas en la red y la falta de comprobación hacen que el déficit de análisis y rigor haya aumentado.

También hemos comprobado cómo el mundo digital ha cobrado un protagonismo cada vez mayor. La realidad electrónica se ha hecho un hueco tan importante en los medios de comunicación, que un debate en Twitter o una noticia sobre Pokémon GO se reflejan en un periódico con mayor profusión que la mayoría de sucesos reales. También los personajes y profesionales de Internet, como los youtubers, se han convertido en conocidos referentes, presentes con frecuencia en los medios. Y con ellos, sus polémicas, que no solo generan un intenso debate en la red, sino que se trasladan a otros soportes.

En este sentido, que algo se haga viral es motivo suficiente para que sea tratado en los medios. Da igual el qué, sea un mannequin challenge o un tuit sobre la cabalgata de Reyes, lo importante parece ser el hecho de haber generado actividad en las redes. Y para lograr presencia en la Red, dadas las condiciones de la misma, lo habitual suele ser la excesiva simplificación, la generalización y la polémica (que, no por casualidad son algunos de los elementos que mejor aprovechan los partidos populistas y radicales, tan protagonistas este año).

Resulta curioso que el contrapeso a este tipo de prácticas hayan sido sobre todo algunos medios nativos digitales, que han aparecido para aportar ese análisis y punto de vista original y calmado que los medios tradicionales parecían estar perdiendo en ese intento de “modernización”. Si los medios digitales pueden explicar la pérdida de calidad del periodismo, también ellos parecen tener la solución para ello. Son estos medios concienzudos y responsables, entre los que podemos incluir con cierto orgullo a bez.es, los que reflejan las posibilidades para hacer un periodismo más plural y mejor existen. Ojalá sepamos aprovecharlas en 2017.

(Publicado en bez.es)

jueves, 22 de diciembre de 2016

La Policía alemana emprende una caza del hombre presionada por sus errores

La Policía alemana ha emprendido una acelerada caza del hombre tras los errores cometidos el pasado lunes, cuando detuvo a un sospechoso pakistaní -luego liberado- como presunto responsable del atentado que costó la vida a 12 personas en el centro de Berlín. La búsqueda se centra ahora en un joven tunecino de 23 años. Las fuerzas del orden actúan bajo presión, lo que ha supuesto quebrar los usos de cautela y discreción con que habitualmente trabajan. La caza del hombre urge.

El autor del atentado, sea quien sea, está armado –utilizó un arma de fuego contra el camionero polaco que conducía el camión del atentado- y los servicios alemanes dan por hecho que puede intentar actuar de nuevo. De momento, la Fiscalía alemana ha ofrecido una recompensa de 100.000 euros a quienes aporten información que pueda conducir a la captura del nuevo sospechoso.

FOTO: Reuters
En ese clima de urgencia y temor, la Policía intenta no perder el control. Así, la Policía de Berlín ha hecho un llamamiento a los ciudadanos alemanes para que mantengan la discreción, publicando un escueto mensaje en Twitter con la foto de un gato y un hashtag que anima a no hacer comentarios. La cuenta oficial de la Policía de Berlín ha publicado un mensaje en Twitter con el hashtag #AusGruenden, una expresión en alemán que equivale al habitual "sin comentarios", acompañado con la imagen de un gato y el emblema de la Policía de la capital alemana.

Las fuerzas de seguridad y la población alemanas eran conscientes de que algo así podía ocurrir. Los expertos en terrorismo en Alemania llevaban tiempo hablando de una “amenaza abstracta”, difícil de concretar pero que daba a entender que tarde o temprano Alemania sufriría ataques similares a los de Francia o Bélgica, como defiende el experto en terrorismo Rolf Tophoven.

Por eso se habían tomado ciertas precauciones: la presencia policial en grandes aglomeraciones había aumentado y los ciudadanos estaban prevenidos. Y aunque a raíz del ataque se haya abierto el debate sobre la seguridad en Alemania, parece que no se han producido grandes fallos y que un ataque de este tipo es casi inevitable. Existe cierta resignación, pues no se puede controlar que un loco conduzca un camión contra una multitud por mucho que las fuerzas de seguridad estén sobre aviso.

Ahora se discute la necesidad de instalar bolardos de cemento en los accesos a los mercadillos navideños o en otros grandes eventos al aire libre. Pero la mayoría de expertos coinciden con Tophoven en que “el modus operandi de los terroristas ha cambiado; ahora basta un vehículo o casi cualquier instrumento para que cualquiera pueda llevar a cabo una acción terrorista”. Por eso es tan difícil encontrar medidas verdaderamente efectivas para proteger a la población.

Errores y aciertos informativos

Pero si en la prevención podemos considerar que no se han cometido errores, lo contrario ha ocurrido en las horas posteriores a la tragedia. La policía germana ha estado sometida a una presión a la que no está acostumbrada. Así, la necesidad de capturar rápidamente al autor de los hechos, que sigue a la fuga, ha provocado precipitaciones, como la que llevó a la detención de un joven pakistaní de 23 años que más tarde sería puesto en libertad ante la falta de pruebas en su contra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación alemanes e internacionales, que buscaban culpables y explicaciones a toda costa, han forzado a las fuerzas de seguridad a proporcionar información que en otras condiciones no facilitarían para acallar así los rumores y especulaciones. En este aspecto, el perfil de Twitter de la policía berlinesa ha sido aprovechado para hacer llamamientos a la calma y para mantener a la población informada.

Por su parte, algunos medios de comunicación han fallado al informar sobre el atentado. Por un lado ha estado la prensa más sensacionalista, con el popular diario Bild a la cabeza, que acostumbra a utilizar informaciones de fuentes dudosas o sin confirmar, así como a recurrir a los prejuicios y temores de los ciudadanos alemanes a la hora de tratar sucesos de este calado. Esto llevó a parte de la prensa internacional a comportarse de una forma semejante, dando por ciertas informaciones que más tarde serían desmentidas, como la muerte del copiloto como consecuencia del ataque, que más tarde se sabría que había sido asesinado de un disparo.

Por otro lado encontramos a los medios de comunicación alemanes tradicionales, que han optado por una mayor moderación para evitar la difusión de informaciones erróneas que provocaran mayor desconcierto y pánico, como había ocurrido tras la matanza de Múnich en julio, y para evitar también el temido descalificativo de “Lügenpresse”, prensa mentirosa, que tan habitualmente se utiliza en los países germanoparlantes.

Consecuencias electorales

Donde no ha habido comedimiento ha sido en las redes sociales, que han sido utilizadas para criticar con dureza la política de puertas abiertas con los refugiados de Angela Merkel, a quien muchos alemanes ven como culpable directa de lo ocurrido. En este sentido, la condición de asilado del detenido, que había llegado en febrero a Alemania, fue un incentivo más para quienes desde el mismo momento del ataque habían aprovechado para sacar provecho electoral.

Este año se celebran elecciones en Alemania y pocos dudan en afirmar que los mayores beneficiados electoralmente de este atentado serán los ultraderechistas de Alternativa por Alemania (AfD), que llevan meses ascendiendo en las encuestas. Aunque improbable, una victoria de esta formación xenófoba generaría un mayor rechazo hacia la población musulmana. Un rechazo que, unido a la falta de oportunidades que sufren muchos jóvenes musulmanes, les acerca a las ideas radicales de los asesinos yihadistas. Así, los dos tipos de extremismo no hacen sino retroalimentarse y contribuir a una espiral de miedo que beneficia a ambos y que perjudica dramáticamente a todos los demás.


(Publicado en bez.es; con la participación de Santiago Carcar)

lunes, 19 de diciembre de 2016

Turquía: conflictos internos y externos en 2016

Tras el atentado con coche bomba que el pasado 4 de diciembre mató a más de 40 personas en Estambul, Turquía ha vuelto a estremecerse con otro acto terrorista. En esta ocasión ha sido contra un autobús militar en la ciudad de Kayseri, en el centro del país, y la cifra de muertos asciende a trece. Estos han sido los últimos, pero no los únicos ataques terroristas contra el país otomano este año.

FOTO: EP
Aunque menos mediáticos que los de Francia o Bélgica, los ataques terroristas en suelo turco han generado un fatídico flujo informativo, tanto por su reiteración como por la diversidad de los terroristas. Han sido hasta 16 los atentados de consideración que han sacudido Turquía este año (la mayoría contra policías y centros turísticos), perpetrados no solo por los yihadistas del ISIS y grupos afines, sino también por grupos kurdos, con los que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan mantiene una intensa confrontación.

Precisamente el conflicto kurdo es una de las causas detrás del intento de golpe de estado que en julio intentó derrocar al gobierno turco. Aunque ha habido voces que lo consideran un movimiento para justificar una importante represión política, con detenciones y suspensiones de empleo masivas, parece que el golpe fue auténtico, a pesar de la existencia todavía de vacíos informativos en un suceso que se saldó con más de 250 muertos.

El retroceso del Estado de derecho que siguió a la asonada militar, y que ya se había hecho patente en meses anteriores, ha sido uno de los puntos de mayor tensión entre Turquía y la Unión Europea. Sobre todo, porque en marzo, Bruselas y Ankara habían firmado un pacto que permitía devolver a Turquía a demandantes de asilo llegados a países europeos sin permiso. A cambio, se prometía a los otomanos un acercamiento a la Unión Europea y compensaciones económicas.

Migrantes

Las llegadas de migrantes a países miembros de la UE han caído, pero las muertes en el mar han aumentado, pues los refugiados se han visto obligados a optar por la ruta del Mediterráneo Central entre Libia e Italia, mucho más peligrosa. El que ha sido denominado por muchos como “Pacto de la Vergüenza” ha permitido a Europa lavarse las manos, externalizando el problema a otros países de dudoso respeto a los Derechos Humanos. Sin embargo, en los últimos meses han crecido los reparos a seguir negociando con Turquía. Así, la Eurocámara votó a finales de noviembre por congelar esas negociaciones, a lo que el gobierno turco respondió amenazando con dejar pasar a Europa a los refugiados que se encuentran en suelo otomano.

A la cabeza del veto a Turquía se encuentra Austria. La relación entre ambos países hace mucho que no es sencilla y la convivencia entre la población turca en Austria y los ciudadanos locales tampoco es un camino de rosas. El papel de los medios en el país alpino, sobre todo de aquellos de corte sensacionalista, tampoco ha facilitado las relaciones entre ambos países. La escalada diplomática, que se ha reavivado en los últimos días, ha tenido al ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, y a su homologo austriaco, Sebastian Kurz, como protagonistas, y en ningún modo parece estar cerca de solucionarse.

Desde países como España se contemplan estos eventos sin demasiado interés. Se observa la deriva autoritaria de Erdogan y su participación activa en la guerra de Siria, pero nadie parece querer implicarse demasiado con un país y unos conflictos que resultan más lejanos de lo que en realidad son.

Y es que el país otomano volverá a jugar en 2017 un papel clave en la compleja situación de Oriente Medio. No solo como ruta de paso de refugiados procedentes sobre todo de Siria, sino por la trascendencia de sus decisiones en la guerra civil de este país. Ahora que Estados Unidos parece querer mantenerse al margen, el protagonismo de Turquía y Rusia -o lo que es lo mismo, de Erdogan y de Putin- hace presagiar un año complejo. Un año en el que el mundo volverá a estar pendiente de Turquía, tras haber sido pieza clave en la geopolítica de este 2016.

(Publicado en bez.es)

martes, 6 de diciembre de 2016

Las mujeres y la diplomacia exterior, claves del triunfo de Van der Bellen

La victoria, más abultada de lo esperado, del progresista Alexander van der Bellen sobre el ultranacionalista Norbert Hofer en las elecciones presidenciales de Austria ha despertado numerosos análisis que sitúan a Austria como el ejemplo a seguir si se quiere frenar el ascenso de partidos populistas de extrema derecha.

FOTO: REUTERS/Leonhard Foeger
Sí es cierto que es la primera derrota de un partido ultranacionalista en los últimos dos años. Pero no es menos cierto que el hecho de haber llegado hasta donde ha llegado es una muestra de la buena salud de la que goza el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), que se erige en referente para otras formaciones como el Frente Nacional francés o el UKIP británico. La consecución de casi la mitad de los votos en la segunda vuelta y el apoyo de más del 30% del electorado en la primera no son datos para la calma. Eso, sumado a las halagüeñas perspectivas que auguran las encuestas, en las que el FPÖ cada vez se distancia más de sus perseguidores, indica que Austria permanece como un improtante bastión de la extrema derecha.

Las claves de la derrota nacionalista

Aun así la derrota de este domingo demuestra que los nacionalistas no son infalibles y que también cometen errores. El principal ha sido seguramente el enfoque de la campaña. Presentarse como el candidato de la gente contra el establishment había funcionado para diferenciarse de los dos grandes partidos tradicionales, pero no es el discurso más adecuado contra un político proveniente de Los Verdes, claramente progresistas y no menos alejados de la élite. El antagonismo entre alguien de 42 años como Hofer y un veterano como Van der Bellen, que tiene 72, tampoco ha funcionado, pues la mayoría de la juventud se ha volcado con el ecologista. Por el contrario, como defiende el instituto demoscópico Sora, su experiencia y su mejor imagen internacional han sido argumentos de peso para que los austriacos se decantaran por el candidato europeísta.

Precisamente la imagen externa ha pesado mucho a la hora de votar. Austria es un país en el que las formas y las apariencias tienen una gran importancia, por lo que la posibilidad de que en otros países les critiquen o les culpen de dar vía libre a la extrema derecha también ha influído. Precisamente el riesgo de que el ultranacionalismo regresara al poder por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial ha pesado mucho; no solo por lo que digan en el exterior, sino porque, aunque no todos y no siempre, en Austria han aprendido algo de su historia.

Ese argumento movilizó a muchos votantes, que hicieron que la participación, a pesar del hartazgo por la repetición electoral, creciera con respecto a los anteriores comicios y alcanzara el 74%. De estos votantes, han sido las mujeres las que decantaron la balanza, pues un 62% del voto femenino fue a parar al ya elegido presidente.

Y si Van der Bellen consiguió activar a su electorado ha sido en parte gracias a una campaña muy intensa, en la que el papel de las redes sociales ha sido fundamental. En su primera entrevista en ORF, la televisión pública austriaca, Van der Bellen reconocía el trascendental papel de los voluntarios que le han ayudado.

Quienes también le han apoyado han sido la mayoría de políticos y cargos públicos en Austria, como el anterior presidente, Heinz Fischer, el canciller, Christian Kern, o el alcalde de Viena, Michael Häupl, todos ellos socialistas. Ha sido en las filas de los conservadores del ÖVP donde la división ha sido mayor, pero no únicamente por su cercanía a la extrema derecha, sino por su rechazo a un candidato tan a la izquierda como Van der Bellen.

Por último, algunos fallos propios del populismo pasaron factura a Hofer: el cambio de discurso para aparentar moderación le restó credibilidad, haciendo que una parte importante de sus votantes de mayo se quedaran ahora en casa; al mismo tiempo, la ausencia de noticias sobre refugiados en los medios de comunicación durante las últimas semanas le ha impedido explotar del todo el discurso del miedo al extranjero que tan bien le estaba funcionando.

Este cúmulo de circunstancias no implican que Austria -y mucho menos Europa- se haya vacunado contra el ascenso de la extrema derecha. Se ha evitado una ola, pero la marea sigue subiendo. Aun así, si se aprovechan, quizá Austria sí nos haya dado algunas pistas sobre cómo evitar que el discurso ultranacionalista se imponga en Europa.

(Publicado en bez.es)

lunes, 5 de diciembre de 2016

Austria contiene el avance de la ultraderecha en Europa

Tras un año cargado de sorpresas en las votaciones más trascendentes a nivel mundial, las Elecciones Presidenciales en Austria han deparado una nueva sorpresa. La diferencia, no obstante, reside en que en esta ocasión se ha impuesto la continuidad frente a las apuestas arriesgadas y populistas. El candidato ecologista Alexander van der Bellen, que ya había sido el ganador en mayo, se ha vuelto a imponer en la repetición electoral celebrada este domingo.

Van der Bellen ha sorprendido a las encuestas preélectorales, una vez más. El antiguo líder de Los Verdes se ha impuesto al ultraderechista Norbert Hofer con un 53,3% de los votos, tras haber contabilizado un 98% de las papeletas y teniendo en cuenta las estimaciones del voto por correo. A pesar de que Hofer se ha impuesto en la mayoría de zonas rurales, la ventaja de Van der Bellen en Viena -se impuso en los 23 distritos- ha sido muy notable.

¿Por qué tanta diferencia?

Esta sería la primera derrota que el populista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) recibe en casi dos años, en los que el ascenso ha sido muy notable. La explicación no reside en un giro a la izquierda de los austriacos, sino en el hartazgo que este largo periodo electoral de casi un año ha generado en el electorado. La impugnación de los resultados por el FPÖ les coloca como responsables de la repetición de las elecciones, algo que no ha gustado a muchos votantes, que hoy lamentaban el gasto de esta nueva convocatoria electoral y la inutilidad de la misma.

FOTO: REUTERS/Leonhard Foeger
Asimismo, la moderación del discurso de Norbert Hofer le hizo perder credibilidad, pues no consiguió desprenderse de la etiqueta de „neonazi“ o „germanófilo“, pero sí que generó dudas entre algunos votantes que demandan aun más dureza con extranjeros y políticos tradicionales. También hay que tener en cuenta que la elección de Trump en Estados Unidos o el brexit en Reino Unido suponían un arma de doble filo para el ultranacionalista: por un lado mostraban la fuerza de ideas extremistas y populistas como las suyas, pero para el votante moderado también demostraban que las consecuencias de querer castigar a los grandes partidos tradicionales y al establishment podían ser mayores y más dramáticas de lo deseado. Finalmente, la campaña de Van der Bellen, centrada en la movilización contra el riesgo del extremismo, parece haber funcionado mejor que el discurso nacionalista, que ha perdido fuerza tras algunos meses en los que el tema de los refugiados ha pasado a un segundo plano en los medios de comunicación.

¿Qué va a pasar ahora?

La elección de Alexander van der Bellen garantiza una cierta continuidad en un país en el que el Gobierno en coalición entre socialdemócratas del SPÖ y democristianos del ÖVP se desmorona. Cada día parece más próxima una convocatoria electoral para la primavera de 2017 y, aunque la elección de Hofer podría haberlo precipitado, no parece que Van der Bellen vaya a ser capaz de evitarlo.

Además la elección del candidato ecologista puede tener una consecuencia más grave. Los electores austriacos no suelen mostrarse partidarios de que un partido o una tendencia ideológica acapare el poder en la jefatura del Estado y en el Gobierno. Por ese motivo la elección de Hofer habría servido como freno a un posible Gobierno de extrema derecha, sin embargo, la victoria de un candidato de izquierda puede ser un incentivo para que el FPÖ consiga una mayoría más holgada de la que ahora mismo le otorgan las encuestas. Encuestas que ahora mismo lidera con más de un 30% de los votos, distanciándose cada vez más de socialistas y conservadores.

Esa es la preocupación que surge ahora, pues el cargo de Canciller lleva asociadas unas competencias mucho mayores que las del Presidente. Y esa posición, en manos de alguien como Heinz-Christian Strache, líder del FPÖ y mucho más radical que el propio Hofer, conllevaría un auténtico riesgo. Pero de momento, algo más de la mitad de los austriacos y gran parte de Europa celebran que durante los próximos seis años no habrá un radical ocupando el despacho del Presidente de la República en el Palacio del Hofburg.

(Publicado en bez.es)

domingo, 4 de diciembre de 2016

El discurso del miedo marca las elecciones en Austria

2016 ha sido el año que ha consolidado el ascenso de la extrema derecha y de los populismos en el mundo, el año de las sorpresas electorales y el año de la polarización de la política. Ahora que llega diciembre y toca hacer balance, Austria, que presume de eficiencia, parece querer hacer un resumen acelerado.

FOTO: REUTERS/Leonhard Foeger
Este domingo los austriacos están llamados a repetir la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada en mayo. Entonces, el candidato apoyado por Los Verdes, Alexander Van der Bellen, consiguió imponerse al ultraderechista Norbert Hofer por solo 30.863 papeletas. La impugnación de los resultados debido a irregularidades en el recuento del voto por correo, que fue el que decantó la balanza a favor del candidato europeísta, obligó a repetir los comicios a principios de octubre. Sin embargo, un problema con el pegamento de los sobres descubierto durante el verano obligó a retrasar la votación hasta este domingo. Las encuestas vuelven a mostrar a un país dividido entre dos candidatos totalmente opuestos.

Aunque parece que la votación volverá a decidirse por muy pocos votos, Hofer se sitúa como el ganador más probable pues, al impulso que supuso la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, se une un dato que en estos momentos resulta casi más fiable que las encuestas: las cotizaciones de ambos candidatos en las casas de apuestas, que otorgan una cierta ventaja al candidato nacionalista.

Una campaña tensa

La tensión, que ha quedado patente en todos los debates televisivos, lleva escalando desde que se conoció que el país centroeuropeo debería volver a las urnas. Hace pocas semanas, Heinz-Christian Strache, líder del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), al que pertenece Norbert Hofer, llegó a especular con la posibilidad de “una guerra civil a medio plazo” si seguían llegando extranjeros. Hofer, a pesar de mostrar un tono más moderado y una sonrisa más amable, también ha entonado el discurso del miedo contra los refugiados, apoyado en consignas populistas que le convierten en representante del pueblo frente a las élites.

Aunque con más sensatez, Van der Bellen también ha utilizado la carta del miedo, en su caso, al retorno del nazismo. Hace pocos días compartía en su página de Facebook el vídeo de una superviviente del campo de exterminio de Auschwitz, Frau Gertrude, que alertaba de cómo el fomento del odio que lleva a cabo el FPÖ le recuerda a lo que vivió Austria en los años 30.

Pero a pesar de la crispación en los debates y en los discursos políticos, la sociedad vive las elecciones con resignación tras ocho meses de incertidumbre. Si en España se criticaba la incapacidad de los políticos para lograr acuerdos, en Austria se critica la incapacidad de las autoridades electorales de contar los sobres o de hacer que el pegamento funcione.

El ascenso de los radicales

Ya en abril, en la primera vuelta de estas elecciones, los austriacos castigaron con dureza a socialdemócratas y democristianos, los dos grandes partidos tradicionales que gobiernan en coalición. Precisamente las decisiones erróneas de este Gobierno, que a la mala gestión de la crisis de refugiados tiene que sumar una tasa de desempleo creciente, son las que han aupado a fuerzas extremistas. Eso, en un país tan preocupado por su “identidad cultural” como este, se acaba traduciendo en el ascenso de partidos como el FPÖ.

Por eso estas elecciones son diferentes. No por el cargo en juego, pues la Presidencia de la República es más protocolaria que funcional, sino por lo que podría suponer que un país con la historia y la centralidad de Austria tuviera al frente un político de extrema derecha.

Esa es la posibilidad que preocupa a Europa, que este domingo tendrá un ojo en el referéndum que Renzi ha convocado en Italia sobre la reforma constitucional y otro en Austria, donde la extrema derecha podría apuntarse la primera victoria real en una Europa que sigue acercándose a un nacionalismo y populismo que parecían olvidados.


(Publicado en bez.es)