lunes, 5 de diciembre de 2016

Austria contiene el avance de la ultraderecha en Europa

Tras un año cargado de sorpresas en las votaciones más trascendentes a nivel mundial, las Elecciones Presidenciales en Austria han deparado una nueva sorpresa. La diferencia, no obstante, reside en que en esta ocasión se ha impuesto la continuidad frente a las apuestas arriesgadas y populistas. El candidato ecologista Alexander van der Bellen, que ya había sido el ganador en mayo, se ha vuelto a imponer en la repetición electoral celebrada este domingo.

Van der Bellen ha sorprendido a las encuestas preélectorales, una vez más. El antiguo líder de Los Verdes se ha impuesto al ultraderechista Norbert Hofer con un 53,3% de los votos, tras haber contabilizado un 98% de las papeletas y teniendo en cuenta las estimaciones del voto por correo. A pesar de que Hofer se ha impuesto en la mayoría de zonas rurales, la ventaja de Van der Bellen en Viena -se impuso en los 23 distritos- ha sido muy notable.

¿Por qué tanta diferencia?

Esta sería la primera derrota que el populista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) recibe en casi dos años, en los que el ascenso ha sido muy notable. La explicación no reside en un giro a la izquierda de los austriacos, sino en el hartazgo que este largo periodo electoral de casi un año ha generado en el electorado. La impugnación de los resultados por el FPÖ les coloca como responsables de la repetición de las elecciones, algo que no ha gustado a muchos votantes, que hoy lamentaban el gasto de esta nueva convocatoria electoral y la inutilidad de la misma.

FOTO: REUTERS/Leonhard Foeger
Asimismo, la moderación del discurso de Norbert Hofer le hizo perder credibilidad, pues no consiguió desprenderse de la etiqueta de „neonazi“ o „germanófilo“, pero sí que generó dudas entre algunos votantes que demandan aun más dureza con extranjeros y políticos tradicionales. También hay que tener en cuenta que la elección de Trump en Estados Unidos o el brexit en Reino Unido suponían un arma de doble filo para el ultranacionalista: por un lado mostraban la fuerza de ideas extremistas y populistas como las suyas, pero para el votante moderado también demostraban que las consecuencias de querer castigar a los grandes partidos tradicionales y al establishment podían ser mayores y más dramáticas de lo deseado. Finalmente, la campaña de Van der Bellen, centrada en la movilización contra el riesgo del extremismo, parece haber funcionado mejor que el discurso nacionalista, que ha perdido fuerza tras algunos meses en los que el tema de los refugiados ha pasado a un segundo plano en los medios de comunicación.

¿Qué va a pasar ahora?

La elección de Alexander van der Bellen garantiza una cierta continuidad en un país en el que el Gobierno en coalición entre socialdemócratas del SPÖ y democristianos del ÖVP se desmorona. Cada día parece más próxima una convocatoria electoral para la primavera de 2017 y, aunque la elección de Hofer podría haberlo precipitado, no parece que Van der Bellen vaya a ser capaz de evitarlo.

Además la elección del candidato ecologista puede tener una consecuencia más grave. Los electores austriacos no suelen mostrarse partidarios de que un partido o una tendencia ideológica acapare el poder en la jefatura del Estado y en el Gobierno. Por ese motivo la elección de Hofer habría servido como freno a un posible Gobierno de extrema derecha, sin embargo, la victoria de un candidato de izquierda puede ser un incentivo para que el FPÖ consiga una mayoría más holgada de la que ahora mismo le otorgan las encuestas. Encuestas que ahora mismo lidera con más de un 30% de los votos, distanciándose cada vez más de socialistas y conservadores.

Esa es la preocupación que surge ahora, pues el cargo de Canciller lleva asociadas unas competencias mucho mayores que las del Presidente. Y esa posición, en manos de alguien como Heinz-Christian Strache, líder del FPÖ y mucho más radical que el propio Hofer, conllevaría un auténtico riesgo. Pero de momento, algo más de la mitad de los austriacos y gran parte de Europa celebran que durante los próximos seis años no habrá un radical ocupando el despacho del Presidente de la República en el Palacio del Hofburg.

(Publicado en bez.es)

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