domingo, 4 de diciembre de 2016

El discurso del miedo marca las elecciones en Austria

2016 ha sido el año que ha consolidado el ascenso de la extrema derecha y de los populismos en el mundo, el año de las sorpresas electorales y el año de la polarización de la política. Ahora que llega diciembre y toca hacer balance, Austria, que presume de eficiencia, parece querer hacer un resumen acelerado.

FOTO: REUTERS/Leonhard Foeger
Este domingo los austriacos están llamados a repetir la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada en mayo. Entonces, el candidato apoyado por Los Verdes, Alexander Van der Bellen, consiguió imponerse al ultraderechista Norbert Hofer por solo 30.863 papeletas. La impugnación de los resultados debido a irregularidades en el recuento del voto por correo, que fue el que decantó la balanza a favor del candidato europeísta, obligó a repetir los comicios a principios de octubre. Sin embargo, un problema con el pegamento de los sobres descubierto durante el verano obligó a retrasar la votación hasta este domingo. Las encuestas vuelven a mostrar a un país dividido entre dos candidatos totalmente opuestos.

Aunque parece que la votación volverá a decidirse por muy pocos votos, Hofer se sitúa como el ganador más probable pues, al impulso que supuso la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, se une un dato que en estos momentos resulta casi más fiable que las encuestas: las cotizaciones de ambos candidatos en las casas de apuestas, que otorgan una cierta ventaja al candidato nacionalista.

Una campaña tensa

La tensión, que ha quedado patente en todos los debates televisivos, lleva escalando desde que se conoció que el país centroeuropeo debería volver a las urnas. Hace pocas semanas, Heinz-Christian Strache, líder del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), al que pertenece Norbert Hofer, llegó a especular con la posibilidad de “una guerra civil a medio plazo” si seguían llegando extranjeros. Hofer, a pesar de mostrar un tono más moderado y una sonrisa más amable, también ha entonado el discurso del miedo contra los refugiados, apoyado en consignas populistas que le convierten en representante del pueblo frente a las élites.

Aunque con más sensatez, Van der Bellen también ha utilizado la carta del miedo, en su caso, al retorno del nazismo. Hace pocos días compartía en su página de Facebook el vídeo de una superviviente del campo de exterminio de Auschwitz, Frau Gertrude, que alertaba de cómo el fomento del odio que lleva a cabo el FPÖ le recuerda a lo que vivió Austria en los años 30.

Pero a pesar de la crispación en los debates y en los discursos políticos, la sociedad vive las elecciones con resignación tras ocho meses de incertidumbre. Si en España se criticaba la incapacidad de los políticos para lograr acuerdos, en Austria se critica la incapacidad de las autoridades electorales de contar los sobres o de hacer que el pegamento funcione.

El ascenso de los radicales

Ya en abril, en la primera vuelta de estas elecciones, los austriacos castigaron con dureza a socialdemócratas y democristianos, los dos grandes partidos tradicionales que gobiernan en coalición. Precisamente las decisiones erróneas de este Gobierno, que a la mala gestión de la crisis de refugiados tiene que sumar una tasa de desempleo creciente, son las que han aupado a fuerzas extremistas. Eso, en un país tan preocupado por su “identidad cultural” como este, se acaba traduciendo en el ascenso de partidos como el FPÖ.

Por eso estas elecciones son diferentes. No por el cargo en juego, pues la Presidencia de la República es más protocolaria que funcional, sino por lo que podría suponer que un país con la historia y la centralidad de Austria tuviera al frente un político de extrema derecha.

Esa es la posibilidad que preocupa a Europa, que este domingo tendrá un ojo en el referéndum que Renzi ha convocado en Italia sobre la reforma constitucional y otro en Austria, donde la extrema derecha podría apuntarse la primera victoria real en una Europa que sigue acercándose a un nacionalismo y populismo que parecían olvidados.


(Publicado en bez.es)

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