La Policía
alemana ha emprendido una acelerada caza del hombre tras los errores cometidos
el pasado lunes, cuando detuvo a un sospechoso pakistaní -luego liberado- como
presunto responsable del atentado que costó la vida a 12 personas en el centro
de Berlín. La búsqueda se centra ahora en un joven tunecino de 23 años. Las
fuerzas del orden actúan bajo presión, lo que ha supuesto quebrar los usos de
cautela y discreción con que habitualmente trabajan. La caza del hombre urge.
El autor del atentado, sea quien sea, está
armado –utilizó un arma de fuego contra el camionero polaco que conducía el
camión del atentado- y los servicios alemanes dan por hecho que puede intentar
actuar de nuevo. De momento, la Fiscalía alemana ha ofrecido una recompensa de
100.000 euros a quienes aporten información que pueda conducir a la captura del
nuevo sospechoso.
FOTO: Reuters |
Las fuerzas de
seguridad y la población alemanas eran conscientes de que algo así podía
ocurrir. Los expertos en terrorismo en Alemania llevaban tiempo hablando de una
“amenaza abstracta”, difícil de concretar pero que daba a entender que tarde o
temprano Alemania sufriría ataques similares a los de Francia o Bélgica, como
defiende el experto en terrorismo Rolf Tophoven.
Por eso se habían
tomado ciertas precauciones: la presencia policial en grandes aglomeraciones
había aumentado y los ciudadanos estaban prevenidos. Y aunque a raíz del ataque
se haya abierto el debate sobre la seguridad en Alemania, parece que no se han
producido grandes fallos y que un ataque de este tipo es casi inevitable.
Existe cierta resignación, pues no se puede controlar que un loco conduzca un
camión contra una multitud por mucho que las fuerzas de seguridad estén sobre
aviso.
Ahora se discute
la necesidad de instalar bolardos de cemento en los accesos a los mercadillos
navideños o en otros grandes eventos al aire libre. Pero la mayoría de expertos
coinciden con Tophoven en que “el modus operandi de los terroristas ha
cambiado; ahora basta un vehículo o casi cualquier instrumento para que
cualquiera pueda llevar a cabo una acción terrorista”. Por eso es tan difícil
encontrar medidas verdaderamente efectivas para proteger a la población.
Errores y
aciertos informativos
Pero si en la
prevención podemos considerar que no se han cometido errores, lo contrario ha
ocurrido en las horas posteriores a la tragedia. La policía germana ha estado
sometida a una presión a la que no está acostumbrada. Así, la necesidad de
capturar rápidamente al autor de los hechos, que sigue a la fuga, ha provocado
precipitaciones, como la que llevó a la detención de un joven pakistaní de 23
años que más tarde sería puesto en libertad ante la falta de pruebas en su
contra. Al mismo tiempo, los medios de comunicación alemanes e internacionales,
que buscaban culpables y explicaciones a toda costa, han forzado a las fuerzas
de seguridad a proporcionar información que en otras condiciones no
facilitarían para acallar así los rumores y especulaciones. En este aspecto, el
perfil de Twitter de la policía berlinesa ha sido aprovechado para hacer
llamamientos a la calma y para mantener a la población informada.
Por su parte,
algunos medios de comunicación han fallado al informar sobre el atentado. Por
un lado ha estado la prensa más sensacionalista, con el popular diario Bild a
la cabeza, que acostumbra a utilizar informaciones de fuentes dudosas o sin
confirmar, así como a recurrir a los prejuicios y temores de los ciudadanos
alemanes a la hora de tratar sucesos de este calado. Esto llevó a parte de la
prensa internacional a comportarse de una forma semejante, dando por ciertas
informaciones que más tarde serían desmentidas, como la muerte del copiloto como consecuencia del ataque, que más tarde se sabría que había sido asesinado
de un disparo.
Por otro lado
encontramos a los medios de comunicación alemanes tradicionales, que han optado
por una mayor moderación para evitar la difusión de informaciones erróneas que
provocaran mayor desconcierto y pánico, como había ocurrido tras la matanza de Múnich en julio, y para evitar también el temido descalificativo de
“Lügenpresse”, prensa mentirosa, que tan habitualmente se utiliza en los países
germanoparlantes.
Consecuencias electorales
Donde no ha
habido comedimiento ha sido en las redes sociales, que han sido utilizadas para
criticar con dureza la política de puertas abiertas con los refugiados de
Angela Merkel, a quien muchos alemanes ven como culpable directa de lo
ocurrido. En este sentido, la condición de asilado del detenido, que había
llegado en febrero a Alemania, fue un incentivo más para quienes desde el mismo
momento del ataque habían aprovechado para sacar provecho electoral.
Este año se celebran elecciones en Alemania y pocos
dudan en afirmar que los mayores beneficiados electoralmente de este atentado
serán los ultraderechistas de Alternativa por Alemania (AfD), que llevan meses
ascendiendo en las encuestas. Aunque improbable, una victoria de esta formación
xenófoba generaría un mayor rechazo hacia la población musulmana. Un rechazo
que, unido a la falta de oportunidades que sufren muchos jóvenes musulmanes,
les acerca a las ideas radicales de los asesinos yihadistas. Así, los dos tipos
de extremismo no hacen sino retroalimentarse y contribuir a una espiral de
miedo que beneficia a ambos y que perjudica dramáticamente a todos los demás.
(Publicado en bez.es; con la participación de Santiago Carcar)
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