viernes, 7 de diciembre de 2018

[Cine] Crítica: ‘The Wild Boys’, de Bertrand Mandico. Única en su reflejo de la transexualidad

‘Les garçons sauvages’, disponible en Filmin, presente en el Atlàntida Film Fest y elegida por Cahiers du Cinema como película del año, es, además, la cinta que mejor capta la fluidez del género y la identidad transexual



La gran película americana. La voz de una generación. El reflejo de una época. El largometraje definitivo sobre el Holocausto. La película feminista por excelencia. La obra del año. De la década. Del siglo. Hablar de cine no es fácil. Caer en los tópicos, sí. Y realizar estas o alguna afirmación semejante es habitual, tanto con intención promocional como descriptiva. Lo más frecuente es equivocarse. Sin embargo, en ocasiones se presentan trabajos tan extraordinarios, transgresores y sorprendentes que recurrir a estas sentencias totales es casi inevitable. 

‘Les garçons sauvages’ es, probablemente, la película que mejor ha captado la fluidez de género y la transexualidad. Estoy de acuerdo con Carlos Laureda, de Fotogramas, que la define como “LA película queer y transgénero del siglo XXI”. Cahiers du Cinema la ha elegido como mejor película de 2018. Tanto en el contenido que destaca Laureda, como en un aspecto más estético que suele preocupar a la revista francesa, la cinta de Bertrand Mandico se convierte en algo único y rompedor. 

Cinco jóvenes burgueses son puestos en manos de un capitán holandés como castigo por la última de sus salvajadas. El Capitán, intentando doblegar su libérrima, violenta y desatada voluntad, los conducirá a una isla de exuberante vegetación, en la que se esconden lascivos placeres. Guiados por una voz en off omnisciente y un uso casi completo del blanco y negro –combinado en determinados momentos con secuencias en color–, nos vamos alejando de una narración convencional y de una película de aventuras marinas para encontrarnos con una surrealista sucesión de alegorías cargadas de simbolismo.


Lujuriosa, lúbrica y orgiástica, la práctica totalidad de las imágenes contienen referencias sexuales. Esto, sumado al hecho de que los cinco protagonistas estén interpretados por chicas, nos lleva a una profunda reflexión sobre la sexualidad, el feminismo, las barreras y la fluidez de género, el rechazo a la virilidad o la identidad. Si bien todos ellos puedan enmarcarse en la transexualidad, sus ramificaciones alcanzan otros muchos campos, lo que dota de mayor atractivo y de nuevas dimensiones a ‘The Wild Boys’. De todos los elementos mencionados, y esto es solo una opinión, son ese rechazo a la virilidad y la identidad los más interesantes, aunque solo sea por la posición que ocupa en la narración. 

Más allá de una película queer 


Visualmente, el componente onírico es muy poderoso, como también lo es la vegetación de la isla. Las actuaciones están muy cuidadas en todos los casos, mostrando una evolución, tanto física como psicológica, muy elaborada. Sin embargo, a pesar de que el aspecto cinematográfico podría considerarse tan novedoso y atractivo como su enfoque transgénero, palidece ante la fuerza de este aspecto, al que queda subordinado. 

Con todo esto, la película es muy compleja. No es lenta ni tan abstracta como para que resulte imposible seguir el desarrollo de los hechos, pero quizás sí acabe siendo demasiado densa. Tampoco es una obra inclasificable o incomprensible, aunque sí es extraña y demanda una visión muy reposada que permita desentrañar todas las alegorías y referencias ocultas. Es, por supuesto, una película muy particular. Y, sin ser un gran aficionado del surrealismo, reconozco que me siento muy atraído por ella. No sé si como un placer oculto o como deseo irrefrenable e incomprensible, pero hay algo en ‘Les garçons sauvages’ que me atrae y me distancia al mismo tiempo. Como la marea que mece el barco en el que viajan los chicos salvajes. O como los placeres de la isla que les transforma y seduce.


Y es que solo un trabajo tan especial y complejo puede aspirar a convertirse en la película que mejor retrata la fluidez del género y la identidad transexual. Sea o no digna merecedora, su tratamiento de una materia tan –todavía– marginal y su valiente apuesta en la que la normatividad es arrasada, la convierten en una experiencia única. 

Lo mejor: su simbolismo y su incursión en el debate sobre la identidad 
Lo peor: me gustan más todos sus elementos –tanto en la forma como en el fondo– que la película en sí misma 
Nota: 8/10

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

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