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Esas conclusiones
son las mismas que explican el importante crecimiento de las ventas de coches
eléctricos en España. En 2016 el mercado de automóviles eléctricos aumentó en
un 51,5%, según los datos de la ANFAC, la Asociación Española de Fabricantes de
Automóviles. Aquí se incluyen los vehículos eléctricos puros (BEV), de
autonomía extendida (E-REV) y los híbridos enchufables (PHEV), mientras los
vehículos híbridos, que se contabilizan de forma independiente, han visto sus
ventas aumentar en un 68% con respecto al año 2015. En total, las ventas de
vehículos de combustión alternativa en España alcanzaron una cuota de mercado
del 2,6%.
Estas cifras
continúan la tendencia creciente de los últimos años y alcanzan datos nunca
vistos. Sin embargo, nuestro país todavía tiene un largo camino por recorrer
para equipararse a otras naciones europeas como Francia o Alemania, donde el
coche 100% eléctrico supera el 1% de cuota de mercado, mientras aquí no se
alcanza el 0,25%. En países como Holanda o Noruega, estos niveles son aun
mayores, destacando el 17% del país escandinavo, la referencia a nivel mundial.
Diferencias y
desafíos futuros
Aunque la
concienciación con el medio ambiente y el nivel de renta de los ciudadanos son
argumentos de peso, estas diferencias tienen su origen habitualmente en los
incentivos de los distintos gobiernos. En el caso noruego, los vehículos
enchufables están exentos de impuestos, tienen acceso al carril bus y a zonas
restringidas y disfrutan de gratuidad en los peajes y en los aparcamientos
públicos. Alemania, por su parte, incentiva con importantes descuentos a los
compradores de vehículos eléctricos. El Gobierno de Angela Merkel también ha
anunciado su intención de prohibir la circulación de todos los coches de combustión térmica a partir de 2030.
España intenta
recuperar terreno y, a pesar del recorte a muchas de las medidas destinadas a
potenciar el coche eléctrico debido a la crisis, el Plan de Impulso a la Movilidad con Vehículos de Energías Alternativas 2017 (MOVEA) pretende fomentar
la compra de automóviles “limpios” a través de ayudas. Ese mismo plan aspira
también a aumentar el número de puntos de recarga para vehículos eléctricos,
otro de los aspectos en los que estamos a la cola de Europa.
Mas, aunque estos
esfuerzos estén dando más fruto que en España, la falta de una mayor red de
estaciones de recarga sigue siendo uno de los mayores frenos al coche eléctrico
a escala global. Por eso, tanto Tesla, que como líder del mercado actúa a
menudo de forma independiente, como otros grandes fabricantes de automóviles
intentan ahora dotar a Europa de una red de puntos de recarga que hagan más
sencilla la circulación con vehículos dependientes de una batería enchufable.
BMW, Daimler, Ford y Volkswagen anunciaron a finales de 2016 un plan conjunto
con el que buscan construir una red de 400 estaciones de carga por toda Europa.
Pero también hace
falta que los coches eléctricos continúen mejorando su tecnología, de modo que
la autonomía de sus baterías pueda equipararse a la de un motor de combustión
térmica. También será necesario un equilibrio en el precio: los fabricantes se
están aplicando en el lanzamiento de modelos eléctricos cada vez más
asequibles, pero aun faltan años -se estima 2025- para que se iguale el precio
de vehículos eléctricos y tradicionales.
Estas mejoras,
unidas a la recuperación económica, los planes gubernamentales y a la creciente
preocupación medioambiental, harán que las ventas sigan aumentando en 2017. Y
más en España, donde el desembarco de Tesla a lo largo de este año debería
suponer el impulso definitivo para el vehículo eléctrico.
(Publicado en Neupic)
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