lunes, 30 de septiembre de 2019

[Series] ‘El padrino de Harlem’: la segregación racial, vista desde la mafia

‘El padrino de Harlem’ se estrena el 1 de octubre en HBO como un ejemplo magnífico de lo que es el género negro: personajes duales y análisis inteligente del contexto sociopolítico


padrino de harlem forest whitaker

El thriller y el noir son de los géneros que permiten un análisis más profundo y completo de sus personajes y contextos: primero, porque la dualidad y complejidad de los personajes, central en este tipo de obras, se aproximan como en casi ningún otro género a la condición humana; y segundo, porque el análisis del entorno queda en un segundo plano detrás de la trama principal, algo que también ocurre en la realidad, pues los condicionantes sociopolíticos acostumbran a estar presentes de manera subyacente y casi nunca protagonista en nuestras vidas. El caso más claro puede ser ‘The Wire’, en el que las historias de una serie de personajes extremadamente difíciles de clasificar en buenos y malos permitían aproximarse de manera sutil y rica a la corrupción, la adicción a la droga, la desigualdad, etc.

Con ‘El padrino de Harlem’, sin querer compararlo con la obra maestra de David Simon, sucede algo semejante. Más allá del devenir de los personajes, me atrae sobremanera su reflejo de un contexto social, político y económico: es el momento de la lucha de Malcolm X y de Martin Luther King, la Presidencia de Kennedy, la llegada de la heroína a los barrios pobres de Estados Unidos, la aparición de Mohammed Ali… El racismo y la segregación están siempre presentes, y su retrato es uno de los principales atractivos de la serie.

reverendo powell, malcolm X y bumpy johnson

El otro es Forest Whitaker. Su interpretación de un capo de la mafia en Harlem resulta a priori chocante, pero es precisamente su contraste con personajes o actores más duros lo que otorga una nueva dimensión a su personaje, basado en el gángster real Bumpy Johnson. Tras once años en la prisión de Alcatraz, el regreso de Bumpy a las calles está marcado por su lucha con las familias italoamericanas por el control del territorio y por su interacción con figuras relevantes de la comunidad afroamericana, como Malcolm X o el reverendo Adam Clayton Powell. La dureza del personaje contrasta con esa aura mucho más calmada que parece otorgarle Whitaker, logrando una figura redonda y con un mundo interior que, a medida que avanza la serie –al menos los cuatro capítulos que HBO España ha avanzado a los medios–, se comprueba cómo se va haciendo más rico.

Convencional y atractivo


También la ambientación y la caracterización de los mafiosi italoamericanos, aunque menos novedosa, es cuidada y correcta. Y lo mismo ocurre con la narración: quizás le falte cierta mordiente y una mayor tensión, pero su progresión lineal no se pierde en artificios innecesarios ni comete fallos en ningún momento. Hay, es cierto, una cierta sensación de que estamos ante un producto convencional, un thriller más sobre la mafia en Estados Unidos. Lo es, desde luego. Es más, se trata de una adaptación de una película homónima en español –‘Black Ceasar’ era el título original– de 1973, y bebe claramente del blaxploitation, un subgénero del noir protagonizado por afroamericanos en los años 70 principalmente.

Sin embargo, sin revolucionar el género, sí que lo explota de una forma atractiva y muy rica. En este sentido, se nota el saber hacer de los creadores, Chris Brancato y Paul Eckstein, responsables de ‘Narcos’, capaces de lograr un thriller negro clásico, entretenido, sin divisiones sencillas entre buenos y malos y, sobre todo, capaz de retratar sutil y acertadamente un contexto sociopolítico muy complejo.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

viernes, 13 de septiembre de 2019

[Series] Review: 'El tiempo de la felicidad' (2018). El triunfo del modelo noruego

La serie noruega ‘El tiempo de la felicidad’, estrenada el 10 de septiembre en Filmin, realiza un inteligente y sutil análisis del momento en el que se descubrió petróleo en el país nórdico 


portada el tiempo de la felicidad filmin

Ya lo hemos hecho en varias ocasiones, mas creo que sigue siendo bueno recordar que la plataforma de referencia para series europeas es Filmin. Más allá de producciones puntuales y éxitos de otras plataformas de mayor tamaño, Filmin sigue demostrando su apuesta por ficciones del continente, primando el impacto y el interés frente a las superproducciones con más ruido que nueces. Una de sus últimas incorporaciones, añadida a su catálogo el pasado 10 de septiembre, es la noruega ‘El tiempo de la felicidad’ (‘Lykkeland’).

Es, además, una serie consciente de esa distinción entre el modelo europeo y el estadounidense. No tanto en el campo de la ficción y el estilo, pues no posee el verismo, la crudeza y la calma que acompaña a muchas producciones europeas –y, especialmente, nórdicas– y que las diferencia de los productos mainstream que llegan del otro lado del Atlántico, pero sí en su comparación entre modelos económicos y sociales

De hecho, es una serie que gira en gran medida en torno al debate sobre la necesidad de normas, de burocracia y de un cierto control estatal sobre los recursos naturales y los bienes comunes. Contrapone el modelo socialista –o socialdemócrata, en realidad– noruego, con más restricciones, aunque también mayor protección, al liberalismo y el capitalismo yanqui. Sus reflexiones en este sentido son básicas y sencillas, pero acertadas e inteligentes, añadiendo también la lucha de clases y la distinción entre ricos y pobres al debate. 

Más fondo que forma 


La serie, de ocho capítulos de 45 minutos, se ambienta en la localidad de Stavanger a finales de la década de los sesenta, cuando se encontró un yacimiento petrolero de enormes dimensiones que cambió la economía noruega y el mercado del crudo por completo. La trama se centra en los primeros pasos de la industria del petróleo del país nórdico, con las implicaciones que tuvo para esa localidad, hasta entonces marcada por la religión y la pesca, y la lucha de las compañías multinacionales por instalarse allí. En este marco se cuelan también la historia de dos jóvenes prometidos y las personas que los rodean, que vivirán los cambios asociados al oro negro en primera persona. 

Las decisiones que se tomaron en aquel momento, cuando Noruega debatía si entrar en la Comunidad Europea, son esenciales para comprender el presente tanto del mercado del petróleo a nivel global como de ese país. La mentalidad que explica el actual desarrollo de su estado del bienestar o su liderazgo en movilidad sostenible quedan patentes a través de guiños sutiles que claramente dialogan con fenómenos contemporáneos. Así, aunque la serie no parece decantarse por un modelo ni tomar partido, la lectura de aquellas decisiones desde la perspectiva actual nos permite añadir nuevas capas de interpretación.

el tiempo de la felicidad fotograma

Más allá del contenido, con un interés y atractivo enormes, la serie sí tiene algunas deficiencias técnicas o de coherencia interna. Así, por ejemplo, hay numerosos fallos de raccord y también hay pequeños detalles que no funcionan: líneas temporales sin sentido, comida que desaparece de los platos con demasiada rapidez, vestimentas que no parecen adecuarse al clima de cada lugar… Son aspectos menores, pero demuestran quizás la falta de experiencia o de medios de la producción. 

Aun con esto, y sin destacar en aspectos narrativos ni interpretativos, sigue siendo una obra de muchísimo nivel e inteligencia. Su crítica sutil al modelo capitalista y a la trampa de los recursos que supone, con demasiada frecuencia, el descubrimiento de petróleo, es muy acertada. Una muestra más, en definitiva, de lo atractivo de esa ficción europea menos conocida.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

martes, 10 de septiembre de 2019

[Cine, Documentales] Crítica: 'Varados' (2019). Historias de refugiados

El 4 de octubre llega a los cines ‘Varados’, un reposado documental de Helena Taberna sobre los campos de refugiados en Grecia en el que el elemento central son las historias de los demandantes de asilo 


mujeres inmigrantes varados

Hace unos días se cumplieron cuatro años de una de las fotos más icónicas del siglo XXI. El cuerpo del niño Aylan Kurdi, muerto en una playa turca, supuso un punto de inflexión en la conocida como Crisis de los Refugiados del Mediterráneo. Durante el verano de 2015 y, sobre todo, en septiembre, tras la publicación de la foto y la historia de Aylan, los medios de comunicación prestaron una enorme atención a esas personas que huían de la Guerra de Siria, intentando llegar a Europa a través del Mediterráneo Oriental. En aquel momento, Grecia se convirtió en el principal país de entrada a la Unión Europea y, aunque la ruta de los Balcanes y, posteriormente, las rutas marítimas que llegaban a Italia y España le han restado protagonismo, el país helénico jugó y sigue jugando un rol clave en el camino de los demandantes de asilo que llegan a este lado del Mare Nostrum.

Las cosas han cambiado mucho en estos cuatro años; las llegadas a Europa han disminuido y, aunque los casos del Aquarius o el Open Arms han sido polémicos y mediáticos, la cuestión migratoria en Europa y el asilo han pasado a un plano secundario en la opinión pública. La situación, no obstante, continúa siendo muy compleja en aquellos campos de refugiados cuyo nombre conocimos –y ya olvidamos– hace cuatro años. Lesbos es el mejor ejemplo de ello. 

‘Varados’, el documental escrito y dirigido por Helena Taberna –que ya abordó otras temáticas sociales, como la inmigración en ‘Extranjeras’ o la violencia contra las mujeres en ‘Nagore’–, se hace eco de la situación en el campo de refugiados de Moria y en otros lugares de Grecia, principalmente en su capital, Atenas. Prestar atención a este país, el más castigado de la Unión Europea durante la crisis económica y el más relevante durante la Crisis de los Refugiados, es muy acertado, pues desde que este fenómeno se convirtiera en carne de telediario, su presencia mediática no se ha correspondido con el papel jugado por este país, ya que se ha puesto el foco en lugares más cercanos o con bocazas más grandes, como Alemania o Italia. 

portada varados

Junto a Grecia, también el mar juega un rol muy importante en el documental. El mar como frontera y como camino, como lo que nos separa y, en especial, como lo que nos une. El simbolismo del Mediterráneo es recurrente y, aunque hay varias reflexiones sobre el tema, hay una en concreto, realizada por uno de los refugiados en el campo de Eleonas ateniense, que resume con mucha sabiduría lo que significa ser mediterráneo: no es tener una buena o una mala vida, sino saber el significado de esta.

Tu nombre es Refugiado 


La persona que hace esta afirmación es un hombre en silla de ruedas que huyó de Siria con su sobrino, dejando a su mujer e hijos en su país de origen, en la guerra. Es interesante el retrato de esta historia, pues es poco habitual conocer el relato de migrantes con movilidad reducida, algo que añade dificultad a una travesía y un proceso de acogida de por sí muy complejos y tortuosos.

En un trabajo de poco más de una hora, sin estridencias ni grandes despliegues técnicos, también se incluyen niños, personas ancianas, parejas que han dejado sus hijos en su hogar… La diversidad de historias aporta gran riqueza, gracias también a la inclusión de una relación amorosa entre un española y un refugiado, algo que añade nuevas dimensiones y un punto de contraste y de acercamiento a la vida de estas personas cuyo nombre es Refugiado. 

varados mohammed

Así, sin grandes datos ni análisis sociales o geopolíticos, las protagonistas son precisamente las personas. Esas personas que se organizan para conseguir comida o para mantener el lugar en el que sobreviven –sea un campo de refugiados o una vivienda okupada– lo más limpio y habitable posible. Personas que, en medio de un contexto tan extraño y dramático, consiguen encontrar una cierta normalidad. Ese es el mayor logro de ‘Varados’, reflejar la historia de estas personas sin dramatismos ni heroísmos. Mostrando lo que hay, la dureza de la situación, pero sin buscar la lágrima fácil ni la arenga política apasionada.

El documental llegará a los cines el próximo 4 de octubre. El momento resulta muy adecuado, pues el recrudecimiento de la batalla sobre Idlib, uno de los últimos bastiones rebeldes en Siria, hace temer una nueva ola de refugiados huyendo del país hacia Turquía y, de nuevo, hacia Europa a través de Grecia. Más allá de cualquier cifra y llamada a la acción, es muy necesario una obra como esta, calmada y centrada en lo más importante del fenómeno: los refugiados. Las personas.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

martes, 3 de septiembre de 2019

[Series] 'Back to Life': Un caramelito británico

‘Back to Life’ se estrena en Filmin con una historia pequeña y breve, pero con personajes carismáticos y un humor negro muy atractivo 


protagonista back to life

Hay muchos ejemplos recientes de series británicas, sobre todo de la todopoderosa BBC, que, alejadas de las grandes producciones de las cadenas de streaming, han encontrado su nicho en un contexto cambiante y nada sencillo para las ficciones televisivas tradicionales. Hemos reseñado varias en la web, desde las más populares ‘Fleabag’ o ‘Line of Duty’, a obras más pequeñas como ‘Mrs Wilson’ o ‘Press’, aunque hay muchas más. Hablamos de producciones muy diversas, pero hay una serie de rasgos comunes que coinciden en ‘Back to Life’, estrenada hoy, 3 de septiembre, en Filmin

Quizás el aspecto más asociado a la televisión británica –y, en general, a toda su cultura– sea ese humor tan negro que también concentra la serie creada y dirigida por Chris Sweeney. Los chistes sobre la muerte, la cárcel, el asesinato y el sexo son continuos; también el uso de un lenguaje directo y vulgar le aportan realismo y verosimilitud, así como grandes dosis de humor, permitiendo juegos de palabras. Esto, enmarcado en la pequeña población de Hythe, en la costa sur de Inglaterra, ofrece un escenario realista, sencillo y cercano. Es el mejor marco para una serie como esta, breve y pequeña. Y es, precisamente, en este tipo de series en las que la BBC está consiguiendo unos réditos más elevados, con más prestigio que espectacularidad y con más peso de la trama que de los efectos especiales. 

Una patética historia de reinserción


Esa trama es la de una mujer que regresa a su localidad natal tras años en prisión por haber asesinado, siendo una adolescente, a su amiga y compañera de clase. Su llegada a un lugar en el que todos la conocen y pocos le darán una oportunidad hará que retomar su vida, ese ‘Back to Life’ del título, sea más complicado de lo esperado. A pesar de ser una historia bastante simple, va ganando interés y, a medida que avanzan los seis capítulos de 25 minutos, se van incorporando crecientes dosis de misterio, que complementan la línea argumental principal. Pero, más allá de los acontecimientos, lo interesante es el desarrollo de la narración; no es tan atractivo el qué, sino el cómo, que hace que la serie nos deje con ganas de más. Esto se incrementa por el doble nivel de análisis que, aunque no es muy profundo, sí añade lecturas sobre la dificultad de la reinserción o sobre el rol de los medios de comunicación en los casos más mediáticos. 

back to life filmin

No obstante, por encima de la historia destacan los personajes y su evolución. No se trata de personajes particularmente redondos ni complejos, pero sí que tienen un carisma y un atractivo enormes. Estos personajes incrementan las dosis de patetismo de las situaciones, ayudados en gran medida por unos intérpretes que resultan muy solventes, sacando el máximo jugo de sus figuras. 

Esto potencia la vis cómica de esta serie tan británica, considerada heredera de ‘Fleabag’, que además ejemplifica y resume una forma de producir ficción para televisión: mientras gran parte de los grandes éxitos estiran el chicle hasta dejarlo sin sabor, trabajos como esta serie de Chris Sweeney nos ofrecen un caramelito que nos deja pidiendo más. Menos mal que la televisión británica en general y la BBC en particular siguen apostando por ellos; y menos mal que Filmin sigue trayéndolos a España. Por suerte todavía hay mucho espacio para seguir disfrutando de estos pequeños placeres.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)