jueves, 1 de agosto de 2019

[Series] Review 'Orange Is the New Black' (7ª Temporada): La serie en la que mirarnos

La séptima temporada de 'Orange Is the New Black' cierra una serie que cambió el panorama televisivo con una crítica social muy poderosa y con un toque de optimismo


'Orange Is the New Black' 7ª Temporada

Ha sido mucho menos ruidoso y mediático que el final de ‘Juego de Tronos’, pero el final de 'Orange Is the New Black' supone un momento probablemente más determinante por el cambio que esta serie ha supuesto para el panorama televisivo. Y es que 'Juego de Tronos' ha sido uno de los mayores fenómenos televisivos de la historia, mas no ha implicado un punto de inflexión y un cambio de era de las dimensiones del que ha supuesto OITNB.


En 2013, cuando se estrenó esta serie en clave de comedia, Netflix era una promesa de cambio más que una realidad, la televisión seguía regida por las emisiones semanales y las historias estaban mayoritariamente protagonizadas por hombres blancos heterosexuales. Hoy Netflix, que tuvo en OITNB uno de sus primeros grandes éxitos, es líder en el mercado de la televisión y su modelo es replicado por cada vez mayor número de competidores; la forma de consumir series ha cambiado por completo y el lanzamiento de una temporada completa de golpe –algo en lo que OITNB fue pionera– es una práctica frecuente, igual que los maratones; y, sobre todo, la diversidad de personajes protagonistas y la abundancia de historias sobre y para diferentes colectivos, la mayor ruptura que introdujo OITNB, es cada vez mayor.

Manteniendo la esencia 


Consciente de su relevancia, esta séptima y última temporada ha regresado parcialmente al origen, con más humor que en entregas pasadas y centrándose en la evolución de unos personajes que han mostrado unos arcos muchos más cuidados que esa serie de la que hablábamos antes. Tras dos temporadas discordantes –la sexta se centró en un nuevo escenario con nuevos personajes, mientras la quinta fue exclusivamente la historia de la revuelta en la cárcel– que, no obstante, levantaron el vuelo tras haberse quedado un tanto estancada en la tercera y la cuarta temporadas, estos últimos trece episodios permiten cerrar de manera satisfactoria y solvente la mayoría de las tramas que habíamos seguido desde el comienzo. Ha sido precisamente en la multiplicidad y riqueza de tramas e historias secundarias donde siempre ha estado el mayor atractivo de la ficción creada por Jenji Kohan. 

'Orange Is the New Black' 7ª Temporada

Y eso se confirma en esta última, pues, aunque el hilo argumental de Piper Chapman (basada en Piper Kerman, cuyas memorias adapta la serie) es el central, con Piper enfrentándose a la realidad fuera de prisión, es el menos atractivo de todos, como ha ocurrido prácticamente desde la primera temporada. La historia de una pija neoyorkina que entra en la cárcel por haber transportado dinero proveniente de la droga en su juventud es mucho menos atractiva y compleja que la de mujeres racializadas, con identidades y orientaciones sexuales no normativas o provenientes de entornos desafortunados

Más crítica social 


En este aspecto, esta temporada incluye un centro de detención de personas inmigrantes, algo que le permite reflexionar de manera mucho más dura y cercana sobre la realidad y, especialmente, sobre la crueldad del sistema de deportaciones y la privatización del sistema penitenciario estadounidense. La serie mira con más fuerza que nunca hacia fuera, añadiendo a este análisis de las prisiones fenómenos como el #MeToo y el acoso, así como la dificultad de la reinserción tras el cumplimiento de una pena de prisión –gracias a los personajes de Piper, Cindy y Taystee, este es el tema central sobre el que gira toda la temporada–. 

Con esto, se detecta un cierto pesimismo hacia la realidad del país y hacia su sistema penitenciario, pero hay mucho más optimismo y una visión mucho más bondadosa hacia las personas que lo pueblan –sean delincuentes o no–. Así, aun dentro de su complejidad, el lado bueno de los protagonistas se acaba imponiendo, de manera que se pierde en multidimensionalidad y resulta más sencilla la distinción entre buenos y malos, alcanzando personajes un tanto estereotipados.

Con esta última temporada imperfecta, que resume una serie imperfecta y por momentos irregular, se demuestra que pocas producciones pueden realizar críticas tan feroces y coherentes al panorama sociopolítico actual en Estados Unidos. Y es que OITNB siempre ha representado exactamente lo opuesto a lo que el actual presidente de ese país representa.

De esta forma, su crítica, dura aunque optimista, hacia el panorama social y político puede trasladarse también a esa nueva era televisiva de la que OITNB se ha convertido en paradigma. Sigamos, por tanto, el ejemplo de OITNB y adoptemos una postura crítica ante este nuevo panorama, pero que no nos falte optimismo para reconocer toda la bondad y belleza que se esconde detrás.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

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