‘Entre la ola y la roca’ muestra, con una fotografía impresionante, cómo los percebeiros de la Costa da Morta gallega arriesgan su vida cada vez que bajan a las rocas
Galicia es, qué duda cabe, una de las regiones más auténticas de España. Su cultura, su modo de afrontar la vida y la muerte, su relación con el mar, sus tradiciones… Gran parte de los elementos que definen este pueblo se recogen en ‘Entre la ola y la roca’, uno de los documentales que forman parte del Atlàntida Film Fest de Filmin dentro de la sección Política y controversia.
Su presencia en esta sección se debe a la inclusión en la cinta de la catástrofe del Prestige hace trece años, que puso a esta zona en el mapa, y, en mayor medida, del incierto futuro al que se enfrenta el sector del marisueo: condiciones climatológicas siempre complejas, salarios muy dependientes de la demanda y de la situación del mar, el efecto del furtivismo… Tanto en el pasado como en el presente y, previsiblemente, el futuro, la profesión de los percebeiros y el bienestar de toda la comarca se enfrentan a numerosos desafíos. El chapapote y la pesca furtiva parecen justificar el film; sin embargo, la forma de vida de estas personas, siempre pendientes del mar, que les ofrece el sustento, pero que también puede arrancarles la vida en la embestida de una ola o en la resaca de un océano embravecido, es digna de ser contada sin la necesidad de lecturas políticas o sociales.
En realidad, esa lucha interna de los percebeiros y las percebeiras, en el riesgo que corren cada vez que bajan a las rocas a arrancar el preciado crustáceo, en su relación con el resto de la cofradía, con los furtivos o con las autoridades, resulta fascinante en sí mismos. Sus casas, sus historias, su pasado, su faena o su perspectiva ante la muerte merecen ser contadas.
La fotografía realza una belleza salvaje
Es incuestionable el atractivo de la historia de cada uno de los protagonistas del documental. Pero la belleza de sus imágenes es la que de verdad le otorga toda su fuerza. La violencia del mar y la hermosa irregularidad de las rocas ofrecen un material inmejorable, que los encuadres arriesgados, las tomas largas, los planos abiertos y el juego con las sombras potencian hasta el extremo, consiguiendo reflejar el atractivo y el peligro del entorno en el que se desarrolla la faena de los percebeiros.
Ayuda también una dramática música de cuerda, que profundiza el miedo y la fascinación por lo que se muestra, sea la lucha de los trabajadores frente al mar o sean imágenes de corte más alegórico. Esto se combina con secuencias más didácticas de la actividad de los percebeiros en tierra firme o con explicaciones de los protagonistas sobre los entresijos de su profesión. Aunque también sobre sus miedos o sobre los aspectos más íntimos de su vida.
Con todo ellos, ‘Entre la roca y la ola’ muestra la magia, la libertad y la belleza de este trabajo, pero también su dureza y el riesgo que implica. Una película intensa, arriesgada, profunda y de gran belleza. Probablemente, como la propia profesión de los percebeiros gallegos.
Lo mejor: la belleza de su fotografía
Lo peor: una ligera falta de consistencia en la estructura
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