El V Festival de Cine y Televisión Reino de León coge ritmo con dos jornadas en el teatro de El Albéitar en las que se han proyectado un total de 22 películas, con gran variedad de estilos y presupuestos
La respuesta del público ha sido bastante positiva en las sesiones vespertinas del martes 22 y el miércoles 23, con 12 y 7 cortometrajes programados respectivamente, aunque en las sesiones nocturnas, que arrancan a las 22.00, esa asistencia haya sido menor. La combinación de trabajos ha sido muy interesante, con obras muy diversas, entre las más comerciales y otras mucho más arriesgadas; entre aquellas con mayores presupuestos y aquellas más modestas; entre las más triviales y las más comprometidas… Esta riqueza y diversidad se trasladó también a las secciones oficiales de largometrajes y documentales.
Animación y colorido en el día más popular
El plato fuerte del martes fue la proyección, presentada por su protagonista, Santi Bayón, de ‘Blue Rai’, una de las cintas con más tirón comercial del festival. El día que Rai pensaba declararse a su novia, esta decide cortar con él. Desesperado porque no tiene forma de contactar con ella para arreglarlo, el intento de secuestro del videoclub que regenta a manos de un hombre armado le servirá de excusa para urdir un alocado plan para recuperar al amor de su vida. Con un estilo desenfadado y actual, reflexiona sobre determinados elementos de la sociedad hiperconectada actual en una comedia romántica que homenajea al cine y a los casi desaparecidos videoclubs. Santi Bayón afirmaba en la presentación que “con poco se puede hacer mucho” y, efectivamente, se nota la falta de medios del proyecto, pero también se aprecia el esfuerzo y el “alma” de la obra.
Algo similar se puede decir de los cortometrajes que precedieron a ‘Blue Rai’, que, con duraciones breves y, a menudo, con escaso medios, lograron despertar emociones muy diversas. La primera obra fue ‘Ryoko’ una cinta colorista, con una bonita animación, sobre un peculiar viaje en tren. Una idea sencilla y sin profundidad, pero que deja una sensación agradable. Algo similar ocurría con ‘Hambriento’, una obra de terror con un diseño atractivo, pero sin grandes atractivos. Más sencillo, pero mucho más directo y efectivo resultaba ‘The last book from Earth’, una brevísima crítica a la deforestación y el crecimiento descontrolado.
‘Nouvelle Cuisine’, la historia de un chef al frente de un peculiar restaurante, ofrecía una idea original y cómica con una animación muy cuidada. Mucho más básica era la animación de ‘Tetas’, un inteligentísimo y divertidísimo trabajo autorreferencial y autoparódico sobre un joven que secuestra a Guillermo Fesser para poder triunfar en el Notodotfilmfest. Estas dos obras, de las más cargadas de humor que hemos visto hasta ahora, fueron seguidas por una obra muy emotiva. Con una animación muy básica, ‘Enlazados’ narra una preciosa historia de amor que fue aplaudida por el público y que previamente había sido introducida por su director Jorge López.
Una de las obras más esperadas del festival era ‘Woody & Woody’, ganadora del Goya al Mejor cortometraje de animación. El encuentro entre el Woody Allen actual y el de hace 35 años resulta muy cómica, explotando los clichés y estereotipos del director neoyorquino. Menos esperada, pero muy aplaudida, fue ‘Organizar lo (im) posible’, un documental sobre la lucha de las kellys o camareras de piso, que mezcla estilos en una narración reivindicativa con mucha fuerza.
Siguió la línea reivindicativa ‘The Purple Fight’, una recreación del movimiento feminista y sufragista a través de siluetas. También sombras y siluetas protagonizan ‘Bendito Machine VI - Carry On’, el sexto cortometraje de la saga Bendito Machine, en este caso aludiendo a dilemas derivados de la invasión de los aparatos electrónicos y la biotecnología.
Las dos últimas obras, más experimentales, fueron ‘Ámome’, sobre una cena y una cucaracha un tanto kafkianas, e ‘Impromptu’, un homenaje al origen del cine a través de imágenes caleidoscópicas o ilustraciones alegóricas de gran belleza, pero quizás más adecuadas como parte de una exposición en un museo.
De lo convencional a lo marginal
El miércoles comenzó con una sesión en la que se proyectaron 7 cortometrajes de ficción, algunos de ellos con presupuestos notables, lo que se tradujo en repartos más profesionales y facturas técnicas más cuidadas. ‘Enemigos’ es una historia protagonizada por Luis Callejo sobre un hombre que, tras haber sufrido bullying de pequeño, tiene la oportunidad de vengarse en una entrevista laboral. Una apuesta muy diferente fue ‘Domesticado’, de Juan Francisco Viruega, presente en la sala, que narra la amistad entre un joven y un burro. Con un formato vertical, sin diálogos y con una ambientación cercana a ‘Los santos inocentes’ o ‘La novia’, tiene una gran fuerza dramática que despertó el aplauso del público.
‘9 pasos’ es una historia de terror sobre un niño al que da miedo la oscuridad, que consigue transmitir una enorme tensión con muy poco y que volvió a despertar la ovación del público. También consigue generar tensión, aunque más psicológica, ‘Los invitados siempre vuelven’, un thriller narrado en sentido inverso, al estilo de ‘Memento’, sobre un joven que va a cenar a casa de una pareja con recursos, felizmente casada y con un hijo. Con su director y su protagonista presentes, también se llevó el aplauso de la sala.
Las obras más convencionales e intrascendentes fueron ‘Ropa sucia’, la historia de un joven adolescente que vive más preocupado de salir con sus amigos y de acostarse con chicas que de ayudar a su madre, y ‘Happy Ending’, sobre un friki que pretende ligar con una chica aprovechando trucos de las películas.
El cierre a esta sesión lo puso ‘Pez’, una bonita y triste historia sobre un niño y su hermana, que viven con su madre, y que pasan apuros económicos. Esta obra, también aplaudida, servía de transición hacia la segunda sesión que, con una sala casi vacía, mostraba dos documentales de gran dramatismo sobre realidades muy duras. ‘Owino’ retrata la lucha de un asentamiento chabolista en Mombasa, Kenia, en el que los vertidos de plomo de una fábrica instalada de forma irregular causaron la muerte o graves enfermedades a gran parte de la población. ‘Porteadoras’, más breve y más cercano, y quizás por ello más duro, narra el día a día de las porteadoras que cruzan la frontera melillense entre España y Marruecos cargadas con enormes fardos. Ambas producciones, muy necesarias, resultan convencionales y poco arriesgadas en su forma y su estilo, pero tratan temas tan impactantes que dejan una sensación de incomodidad en el espectador. De nuevo, son obras que con poco, logran mucho.
(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)
Foto de portada: 'Blue Rai'
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