lunes, 5 de febrero de 2018

Review de 'Detective Muncie', basada en la historia del asesino en serie Peter Manuel


Este martes se estrena en Filmin la miniserie británica 'Detective Muncie' ('In Plain Sight'), basada en la historia real del asesino en serie Peter Manuel que, durante los años cincuenta, cometió al menos siete asesinatos en el sur de Escocia. Su historia, o más bien, la del detective que siguió su pista desde el inicio, llega ahora a las televisiones españolas tras su estreno en diciembre de 2016 en el canal británico ITV.

Y la verdad es que la televisión británica sabe bastante de detectives. Suyo es, sin ir más lejos, Sherlock, una de las grandes series de nuestro tiempo. Tampoco John Strickland, su director, es nuevo en la materia, con una larga carrera en la televisión británica, incluyendo varios proyectos sobre detectives y thrillers policíacos. Si bien es cierto que Sherlock, y el resto de grandes producciones que suelen llegarnos del Reino Unido, suelen ser de la BBC, ITV también ocupa un papel protagonista entre los seriéfilos tras haber emitido otro de los referentes de la televisión inglesa: Downton Abbey

Sin la pompa de esta última, ni el ingenio de SherlockDetective Muncie busca más el realismo y la sencillez. Las deducciones del detective son inteligentes, pero no brillantes, y la serie apenas se recrea en su proceso deductivo, algo que sí suele ser habitual en las ficciones sobre detectives. Y quizás la clave sea que busca no alejarse en exceso de la realidad, por lo que ni Muncie es Sherlock Holmes o Hercule Poirot, ni Peter Manuel es Jack el Destripador o James Moriarty. Sin el artificio, el carisma o la brillantez de estos, la serie de ITV resulta más naturalista y comedida, ambientándose además en los años 50, que no tienen ni el encanto del siglo XIX ni los avances técnico-científicos del presente.


Y tal vez sea porque la realidad no busca satisfacer los deseos de la ficción, pero Detective Muncie resulta previsible en muchos momentos, sin posibilidad de sorpresa. Y, salvo un puñado de secuencias, tampoco corre grandes riesgos, ni en el aspecto técnico, ni en las interpretaciones que, en cualquier caso, son correctas.

Y a pesar de su falta de atractivos y de su escasa novedad, sí funciona como miniserie: con tres capítulos de 40-45 minutos consigue mantener la tensión y el interés con solvencia y sin un esfuerzo excesivo. Para más, tal y como está concebida, no da. Y podría haber material, profundizando mucho más en la conciencia del asesino o sin omitir tantos elementos, algunos de ellos con bastante potencial, pero no es esa la vocación de esta producción claramente televisiva, según su concepción más tradicional y cercana a esa perspectiva según la cual la televisión era la hermana menor del cine. 

Y esto, que puede sonar a crítica, no tiene necesariamente por qué serlo. Porque no podemos hablar de fallos, pero sí de la ausencia de mayores atractivos.




(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

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