viernes, 19 de enero de 2018

Counterpart: espionaje, dobles identidades e intriga en lo nuevo de HBO


Berlín sigue siendo, aun cuando las narraciones se ambientan en un presente o futuro alternativo, uno de los enclaves ideales para la inteligencia y los juegos de espionaje e intriga. La ciudad que representó como ninguna la Guerra Fría, con sus secretos y sus agentes dobles, vuelve a ser el escenario de una serie marcada por las dobles identidades. Pero en la nueva producción de HBO la intriga y el thriller vienen acompañados por ciencia-ficción e interesantes reflexiones de corte humanístico.

Howard es un empleado raso más en una organización internacional secreta con sede en Berlín. Lo que podría ser 1984 se convierte en una nueva Guerra Fría, porque lo que esa organización esconde es la puerta a un mundo paralelo. Una realidad opuesta y enfrentada con la que en cualquier momento amenaza con desatarse el conflicto. De allí proviene el equivalente de Howard, idéntico en lo físico, pero con una personalidad y una historia diferentes. En una situación marcada por la traición y los secretos, en la que pocas cosas son lo que parecen, entre ellos se establecerá una relación guiada la búsqueda de identidad y los remordimientos.

Así, si la serie continúa la tendencia del piloto, las sorpresas y las dudas serán constantes, pero sin resultar abrumadoras ni alocadas. Sin necesidad de efectos especiales, la trama no demanda artificios, sino que se apoya en una narración y un montaje cuidados que potencian la tensión y la emoción. La aparente sencillez esconde una capacidad de reflexión y de entretenimiento muy atractiva.


Y lo mismo ocurre con la interpretación de J. K. Simmons. Aparentemente comedida, sabe dotar de personalidades distintas a sus dos personajes sin hacer uso de vestuario o de marcas de identificación a mayores. Un ejemplo de cómo un actor sabe dar vida a un personaje más allá de atributos físicos o de comportamientos diferenciados. Porque son los detalles y lo que se esconde detrás de las apariencias lo que diferencia una buena interpretación de una excelente.

Y lo mismo ocurre con la narración. El valor no está en transmitir lo que se ve, sino lo que se esconde; lo que intuimos que está detrás, aunque sin conocer cómo ni por qué. Eso es lo que ofrece el piloto de Counterpart. Sabemos que la trama tiene mucho que ofrecer y que explicar, y parece que lo hará de forma inteligente. Por ahora, en 55 minutos que transcurren sin sobresaltos, pero sin permitir apartar la mirada, ya han quedado al descubierto secretos, historias y personajes con mucho potencial. Una nueva Guerra Fría ha comenzado.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

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