'Fe de etarras' se estrenó en Netflix el día 12 de octubre, Fiesta Nacional en España. Y es que la segunda producción española de Netflix precisamente eso, muy española. Y no por caer en los vicios que mucha gente achaca al cine hecho aquí, sino porque logra algo que yo creo que hacemos bastante bien en este país: reírnos de nosotros mismos. Lo vemos en Twitter cada vez que algún político mete la pata en el Congreso o cuando alguien mete ingredientes incorrectos en la paella. En el cine llevamos viéndolo años con 'Torrente', también lo vimos con 'Ocho apellidos vascos' y, con una temática similar, volvemos a verlo ahora.
Es evidente que en la comparación la cinta que dirigía Emilio Martínez Lázaro sale ganando, sobre todo en dos aspectos: su novedad y comicidad. Por una parte, en su novedad porque el film protagonizado por Dani Rovira y Clara Lago rompía el tabú del tópico regional, en particular del vasco, buscando el chiste en aspectos tan divertidos como, a menudo, espinosos. Hay que reconocer, no obstante, que Fe de etarras va mucho más allá, no solo abordando las diferencias locales o el conflicto vasco, sino centrándose en la propia organización terrorista ETA. Eso, además de la polémica con los carteles que suele acompañar a muchas producciones de Netflix, le ha granjeado numerosas críticas, pues el tema sigue resultando complejo y doloroso.
Por otro lado, en la comicidad, porque, aunque Javier Cámara y Julián López saben explotar la divertida historia de Borja Cobeaga y Diego San José –responsables también del guion de 'Ocho apellidos vascos'–, la cantidad de gags verdaderamente graciosos y el juego con los acentos y los tópicos resultan más pobres en esta ocasión. El punto de partida, cuatro etarras encerrados en un piso franco en una ciudad de provincias esperando órdenes para actuar mientras España conquista el Mundial de Fútbol de Sudáfrica en medio de una pasión desenfrenada en todo el país, sí resulta divertido y original, pero las escenas no consiguen explotar ese contexto lo suficiente.
Es cierto que esta cinta busca una mayor reflexión, aunque sin conseguirlo, quedándose en una comedia sin tanta gracia como anticipaba y sin el trasfondo sobre la búsqueda de sentido de lo terroristas a la que parece aspirar. Aun así, sí que consigue ridiculizar una lucha, como casi todas las luchas violentas, totalmente estúpida y carente de sentido. Y es que no se burla del conflicto ni de las víctimas, sino de los propios etarras, simples bufones en un juego que no alcanzan ni a comprender.
La factura técnica no resulta llamativa, sin correr riesgos de ningún tipo, mas sin cometer tampoco errores de bulto. También las interpretaciones y el ritmo son, en términos generales, correctos. Pero todo eso queda relegado a un segundo plano porque lo que da sentido a la obra es su capacidad de lograr que quienes querían imponer el terror ahora sean vistos con toda la ridiculez y patetismo que de verdad escondían.
Por eso considero que 'Fe de etarras', a pesar de su imperfección, es una magnífica noticia. Primero, y esto lo destacamos aquí por tratarse de una web especializada, porque confirma la apuesta de la plataforma estadounidense por el mercado español al realizar un largometraje bastante difícil de exportar, pero con nombres muy conocidos tanto delante como detrás de la pantalla. Y segundo, y muy especialmente, porque ser capaces de reírnos, no ya de nosotros mismos, sino de algo que ha causado tanto dolor, demuestra que la sociedad es cada vez más madura y consciente de que el camino es hacia delante. Porque sí, la risa y la euforia pueden ocultar el ruido de las bombas.
Lo mejor: que se haya podido hacer una película así
Lo peor: que se desaproveche la premisa y no sea más divertida
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