jueves, 10 de octubre de 2019

[Series] 'Modern Love' (2019): Amor en los tiempos de Mr. Wonderful

‘Modern Love’, que se estrena el 18 de octubre en Amazon Prime, ofrece ocho historias ligeras y con un gran elenco de intérpretes sobre el amor en las sociedades occidentales actuales 


anne hathaway modern love

De una forma o de otra, no importa que nos tachen de cursis, debemos admitir que el amor mueve el mundo. Sea amor a tu pareja, a tu familia, al prójimo o, a menudo, amor al dinero, siempre está ahí. El sentimiento es universal y atemporal, pero sí que evoluciona su expresión, su significado y su interpretación. ‘Modern Love’ parece aspirar, al menos en su concepción, a ser el tratado definitivo sobre cómo entender el amor en la actualidad. Por suerte, esa concepción se abandona y, en su lugar, ofrece ocho historias sencillas y mucho más intimistas que, si bien no realizan un retrato novedoso o rompedor del amor contemporáneo, sí que se acercan de una forma entretenida a la esencia de cómo vivimos el amor ahora que estamos a punto de empezar la tercera década del siglo XXI.

Se trata de una serie antológica compuesta por ocho episodios de unos treinta minutos con el amor como elemento central, pero entendiendo este amor de forma amplia, sin el reduccionismo ni la gravedad del amor romántico. De hecho, aunque es verdad que las relaciones de pareja más o menos convencionales son predominantes, hay abundantes reflexiones sobre un amor que va mucho más allá de ellas. El amor a uno mismo, el amor paterno o materno-filial o la amistad –quizá una de las formas más puras de amor– están presentes de forma subyacente y más protagonista de lo que se percibe a primera vista. 

Está la historia del portero de un edificio, que se convierte en el mejor apoyo de una madre soltera y su hija. La del creador de una aplicación de ligue que retoma su primer amor gracias a una periodista. La de una mujer a la que su bipolaridad impide relaciones de amistad o de pareja duraderas. La de una pareja que acude a terapia para poder salvar un matrimonio anodino y gastado por la rutina. La de una chica con la necesidad patológica de gustar, que acompaña, durante una noche de hospital, al chico que acaba de conocer. La de una joven que ve en un compañero de trabajo mucho mayor una figura paterna. La de una chica embarazada acogida por una pareja de homosexuales. La de una pareja de ancianos que comienza su relación ya en el final de la vida. 

Son historias desiguales, algunas muy bonitas –como la primera–, otras con muchísimo cine –la tercera– y otras más convencionales –la cuarta–. Cada una de ellas tiene una estética y una narración propias, si bien es cierto que todas comparten unos rasgos comunes, como son la de tener a Nueva York como escenario o ese ambiente hípster y excesivamente positivo que sirve de elemento cohesionador. 

Retrato de la sociedad contemporánea


También comparten el predominio de la sencillez y la contención, con un marcado buenrollismo y optimismo, cercano al cargante estilo de Mr. Wonderful. Quizá sea esta otra señal más de ese espíritu hípster que recorre toda la serie, y que se hace patente en aspectos que van desde los entornos laborales que se observan hasta el vestuario, pasando por las viviendas de los protagonistas y la propia imagen que se ofrece de la ciudad. Incluso los títulos de cada entrega, propuestas originales y muy descriptivas, se aproximan a ese estilo desenfadado, distante e ‘intensito’ de la posmordenidad. Más allá de que nos atraiga o no, hay que reconocer la gran capacidad de mímesis que se consigue con este contexto social y esta filosofía de vida de las sociedades occidentales.

modern love poster

Además, ‘Modern Love’ aborda algunos de los fenómenos que afectan con mayor intensidad a estas sociedades modernas, como las enfermedades mentales o la maternidad en solitario. No obstante, la manera de afrontarlos es un tanto superficial, pues se busca evitar los excesos o los dramas más impactantes, por lo que casi cualquier tema que se toca queda más esbozado que analizado en detalle, recurriendo siempre a finales felices e historias ligeras. 

Cuenta, para ello, con un reparto de excepción: Anne Hathaway, Dev Patel, Andy García, Julia Garner, Andrew Scott, Tina Fey, Catherine Keener, John Slattery o Sofia Boutella, entre otros. Son uno de los grandes atractivos de una serie suave, sin estridencias y que, sin destacar para bien ni para mal, sí que realiza un retrato bastante acertado, por intrascendente, de la modernidad.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

miércoles, 9 de octubre de 2019

[Cine] Crítica: 'Joker' (2019), de Todd Phillips. Cine a pesar de todo

Joaquin Phoenix logra una interpretación irrepetible en una cinta perturbadora y brutal que derrocha cine y que escapa de cualquier polémica o convención


joker joaquin phoenix robert de niro

La polémica que rodea a un estreno cinematográfico –de cualquier expresión cultural, en realidad– no suele girar en torno a cuestiones propias de la obra, sino a aspectos externos: se trata con frecuencia de un análisis sociológico más que dramático o estético. Ha vuelto a ocurrir con ‘Joker’: cuestiones sobre el cine de superhéroes o la representación e incitación a la violencia han nublado, sin llegar a cubrir ni oscurecer, una película que rebosa cine en todas sus dimensiones

Es irrelevante qué aspecto cinematográfico escojamos, porque la obra de Todd Philips resulta excelsa en prácticamente todos. Sorprendente, por inesperado, el magistral uso de la luz, insuficiente y vacilante, con el foco de la misma en pantalla, y con un juego de sombras que aporta gran riqueza, mas también mucho desasosiego. A eso contribuye también un uso del color, con tonos apagados que contrastan con la viveza de un payaso. Y en esta transmisión de sensaciones y angustias hay un tercer elemento poderosísimo: la música. Mucha cuerda y gravedad para acentuar esa tensión contenida, siempre a punto de desatarse. Es uno de los puntos clave de este trabajo, pues incentiva la incomodidad y la locura, tanto del protagonista, como de la sociedad que le rodeaUna sociedad ruidosa y enfurecida, como se transmite también gracias al sonido y los efectos visuales: esa tarea de ambientación de Gotham es clave para que el espectador no pueda evitar removerse en su asiento cada vez que las luces del metro se apagan o cada vez que un personaje debe caminar por unas calles sucias y amenazantes. 

También el guion hace su parte, aportando una consistencia y coherencia a la historia que, junto a una narración calmada y sin exceso de artificios, consigue que el descenso a los infiernos de Arthur Fleck resulte impactante e inevitable. No es necesario efectismos ni sorpresas como en una cinta de superhéroes, sino que la brutalidad de la historia se encarga de actuar como hilo conductor. De esta forma, no siempre es necesario mostrar, sino que se asume la madurez del público, siendo suficiente con intuir, una de las armas más poderosas de la gran pantalla.

arthur fleck joaquin phoenix

Mas por encima de todos estos argumentos, hay uno que sobresale. No es una sorpresa. Quizá sea lo único a lo que podíamos aferrarnos con certeza desde el comienzo del proyecto, porque nadie puede poner en tela de juicio la capacidad de Joaquin Phoenix de convertirse –que es más que interpretar– en un personaje alocado, enfermo o particularísimo como el propio Joker. Sin embargo, esta actuación está en otro nivel: no es cuestión de compararla aquí con Heath Ledger ni con ningún otro intérprete, pues los contextos y el diseño de los personajes son diferentes, pero sí que se alcanzan unas cotas interpretativas irrepetibles. Es probable que este Joker sea uno de los personajes más complejos a los que se pueda dar vida en una pantalla, y es precisamente en estas figuras en las que un intérprete puede demostrar su valía. Phoenix no necesitaba demostrarlo, prro destroza cualquier expectativa y consigue algo memorable. La risa descontrolada de un payaso triste, el patetismo del personaje, la extrema e insana delgadez de Arthur Fleck, su forma de correr y de bailar, su soledad. Esa risa aguda perturbadora. Esos primeros planos. En realidad, cualquier adjetivo o definición resulta insuficiente para describir el trabajo de Joaquin Phoenix

La película fuera de la pantalla 


Por supuesto, estas cuestiones más o menos objetivas –más menos que más, pues el análisis de un producto cultural no puede ceñirse estrictamente a criterios absolutos ni a mejores y peores– no implican que la recepción tenga que ser positiva, ni que el trabajo guste, ni que su efecto o análisis social sea positivo, ni que su interconexión con el universo Batman o DC sea el esperado. En todos estos asuntos, mucho más abiertos a debates e interpretaciones personales, la película se mueve en una ambigüedad creo que intencionada, siendo consciente de que la polémica y la crítica en ocasiones pueden ser un gran aliado –o, si no, veamos las cifras de taquilla de su primer fin de semana–. 

Así, la película, cuya mejor descripción es ‘perturbadora’, no es un pasatiempo disfrutable. Menos de acuerdo puedo estar con quienes consideran que la obra hace apología de la violencia o que esta está demasiado presente en la cinta; al contrario, esperaba más violencia explícita, aunque es innegable que la violencia social y psicológica son abrumadoras. Mas no olvidemos que se trata de un film para adultos a los que se supone un grado de madurez y de discernimiento suficiente para no comenzar a pegar tiros vestidos de payaso al salir del cine. No sé hasta qué punto es real el riesgo de que se replique algo semejante a lo que ocurre en la trama –al fin y al cabo, la máscara de Guy Fawkes popularizada por ‘V de Vendetta’ se ha convertido en un símbolo–, pero tampoco veo que la responsabilidad sea de una ficción que precisamente critica esa sociedad en la que este tipo de personas o problemas existen.

joker baño baile

Por otro lado, esa lectura pesimista y anarquista de la sociedad no tiene por qué ser válida y, en realidad, no lo es, por lo que resulta insuficiente como análisis social. De nuevo, una película no tiene por qué tener esa responsabilidad y, por lo tanto, esto no puede ser en ningún caso una crítica. En cualquier caso, el ‘Joker’ de Todd Philips sí que retrata con fidelidad la ciudad de Gotham y el contexto en el que surge la figura de Batman. Es evidente que esta obra se aleja de cualquier film comercial de superhéroes, aunque sí mantiene una serie de elementos que la mantienen unida al universo transmedia de Batman, como la presencia de Brett Cullen –que había aparecido en ‘El caballero oscuro: la leyenda renace’–, la ambulancia embistiendo al coche de policía o la presencia de Bruce y los Wayne.

Pero no central al debate si estas asociaciones son suficientes o no. O si la película realiza un análisis acertado del vacío existencial de la sociedad o no. O si es posible que la violencia del film pueda replicarse o no. Ni siquiera importa en exceso si la cinta es agradable o no. Porque por encima de todo ello hay una lección magistral de cine. Y todavía más arriba, está Joaquin Phoenix.

(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

lunes, 7 de octubre de 2019

[Series] 'Héroes invisibles' (2019): Sobriedad nórdica, verismo latinoamericano

Filmin estrena el 8 de octubre ‘Héroes invisibles’, la historia real de un diplomático finlandés que salvó la vida a numerosos perseguidos tras el golpe de estado militar en Chile


fotograma héroes invisibles

Si bien es cierto que Finlandia cuenta con una historia bastante breve como Estado independiente y que su pasado no es del todo sencillo, su imagen actual, de forma semejante a la del resto de países nórdicos, es de paz, bienestar y neutralidad. En el caso chileno, aunque es, probablemente, el país más próspero y “desarrollado” de América Latina, una de sus asociaciones principales sigue siendo la de la brutal dictadura de Pinochet y el derrocamiento de Salvador Allende a través de un golpe militar. ‘Héroes invisibles’, una coproducción entre ambos países, retrata este hecho histórico, combinando las dos imágenes que se tienen de cada una de estas naciones y apoyándose también en dos formas de aproximarse a la ficción audiovisual.

La miniserie, de seis capítulos de 50 minutos, se centra en la figura de Tapani Brotherus, embajador finés en Chile que, tras el golpe de 1973, acogió, proporcionó visados e intercedió por numerosos chilenos perseguidos por la represión de la dictadura, desobedeciendo incluso órdenes y poniéndose a sí mismo y su familia en peligro. Aunque poco conocida para el público español, se trata de una figura de gran relevancia tanto en Finlandia como en Chile.

Quizá por eso, se echa en falta un estudio mayor de su personaje –que en ocasiones se aproxima excesivamente a un retrato hagiográfico– y, en general, de todos los que tienen protagonismo en la trama. Pero no porque se trate de personajes planos o sin profundidad, sino porque hay un potencial y una riqueza que no se explotan tanto como podrían. La serie se centra en reflejar lo que pasó en Chile y en intentar abordar el contexto histórico global, en el marco de la Guerra Fría, por lo que abandona en parte unos personajes que tienen mucho más atractivo e interés del que se muestra. En realidad, esto no sucede solo con los personajes, sino también con el propio análisis histórico; ambos aspectos están cuidados y presentados de manera correcta, mas queda la sensación de que podríamos adentrarnos más en ellos. Así, la figura un tanto caricaturizada del ministro Ismael Huerta o la del propio Tapani Bortherus, o hechos como las torturas en el Estadio Nacional, la muerte de Allende, el rol de la diplomacia de otros países o el entierro de Pablo Neruda, quedan esbozados, pero sin detenerse en ellos con excesiva profusión.

Acertada aproximación


De esta forma, aunque nos deje con ganas de más, la serie consigue no perderse ni irse por las ramas en su combinación entre drama histórico y thriller. Con esto, se trata de una narración sencilla y apasionante, con la garra suficiente para pegarte a la pantalla, pero sin despistarse con el ruido ni en generar tensión. Mantiene siempre esa sobriedad tan propia de la ficción nórdica, de la que también adopta una cierta sutileza y distanciamiento para no tomar partido de manera burda –si bien es evidente de qué lado se pone–, sino siendo consciente de la complejidad de la situación y sin la urgencia de buscar culpables.

brotherus embajador suecia entierro pablo neruda

Esa sobriedad finlandesa se complementa con un verismo propio de la producción latinoamericana, buscando el realismo y logrando una ambientación muy trabajada, con atención a los detalles. También se captura de manera notable el zeitgeist de la época, a lo que ayuda el uso del color, con abundancia de los tonos apagados y plomizos. Igualmente, los personajes –aunque insisto en que me gustaría un mayor detenimiento en su estudio interno– son fidedignos y creíbles, con un trabajo de casting y una dirección artística muy adecuadas, que permiten transmitir mucho con la sola presencia física de cada figura. 

Junto a lo interesante y relevante del tema, el mayor atractivo de la miniserie que llega a Filmin es precisamente esta combinación de sobriedad y realismo. Esta aproximación hace que podamos observar el golpe de estado chileno bajo un nuevo prisma y con nuevos protagonistas.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)