sábado, 8 de abril de 2017

Review 'Grace and Frankie' - 3° Temporada


El paso del tiempo no perdona. Grace and Frankie parece empeñada en mostrarnos lo contrario. Y estoy convencido de que una persona de setenta y pico años puede ser tan capaz de levantar una empresa o de enamorarse como alguien más joven. Pero me cuesta más creerme que una serie puede envejecer y mantener siempre la misma frescura. Sobre todo si no se adapta o renueva.

Esa es la sensación que deja esta tercera temporada de la serie de Netflix. Con un planteamiento bastante similar al de la segunda temporada, sin nuevos personajes de interés y con tramas menos originales y, sobre todo, más previsibles, la serie ha perdido parte de su atractivo.

Pero sigue contando con los elementos que dieron buen resultado en el pasado. Por un lado, algunos momentos muy divertidos, sobre todo cuando Lily Tomlin está en pantalla. El personaje de Frankie es tan peculiar y capaz de generar carcajadas que es lógico que se haya erigido cada vez más en protagonista.

Por otro lado, tenemos esas notas de reflexión más profunda y hasta reivindicativa que han ido sustituyendo a la comedia pura, y que se han acentuado con el paso de las temporadas. En esta tercera el tema central es la capacidad de las mujeres mayores de seguir dando guerra, de obtener papeles en un Hollywood que parece arrinconarlas y de conseguir sacar adelante sus proyectos a pesar de todo.


Pero precisamente en este sentido, y siguiendo con la tiranía de la juventud en el cine, hay una escena muy paradigmática. Cuando Grace and Frankie intentan que una cadena de productos eróticos distribuya sus vibradores, desde el departamento de marketing de esa cadena les plantean que sean ellas las que aparezcan en la promoción del producto. ¿Qué ocurre? Que las imágenes de ellas que se utilizan han sido retocadas para que aparezcan más jóvenes y atractivas, algo que no satisface a las protagonistas. Esta crítica podría resultar más mordaz si en la propia serie los personajes no aparentaran muchos menos años de los que tienen. Entre la imagen supuestamente retocada de la Grace (recordemos que la actriz es Jane Fonda) del anuncio de vibradores y la imagen de Grace en la serie no hay apenas diferencia. Un tanto irónico, pero es la prueba de que la denuncia es cierta y que para las mujeres mayores que no estén dispuestas a renegar de quién son las puertas de Hollywood y del espacio público en general se cierran.

Más allá de esto, y aunque Grace and Frankie todavía puede seguir aportando algo, se nota que se va haciendo mayor. Por supuesto, es encomiable su intento por demostrar que envejecer no es algo negativo, pero necesitará cierta renovación o, al menos, una apuesta más clara por lo que de verdad son sus puntos fuertes si quiere recuperar esa frescura y ese humor verdaderamente desternillante de las dos primeras temporadas.

Envejecer no es malo, pero hay que saber hacerlo. Y Grace and Frankie tiene un reparto y un equipo detrás capaces de lograrlo. Sigamos confiando en ellos a pesar de este (pequeño) bajón.


(Publicado en Los Lunes Seriéfilos)

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