La primera semana de mayo de 2016 ha sido de una intensidad
inusual para el periodismo. El día 3, martes, se celebraba el Día Mundial de la
Libertad de Prensa, un recordatorio anual de la importancia –y por desgracia,
la todavía utopía- de unos medios de comunicación libres. El día siguiente el
diario El País celebraba el 40 aniversario de su fundación: cuatro décadas de
periodismo inevitablemente ligadas a cuatro décadas de democracia en España.
Aun hoy, con sus luces y sus sombras, es el diario de referencia en nuestro
país. Y a su estela desde hace ya muchos años, un diario valiente que, ese
mismo día, por primera vez desde 1994, no salía a la calle. Sus trabajadores
convocaban una huelga para protestar por los 224 despidos que el grupo Unidad
Editorial tiene planeados. Y para sacarle brillo a la semana, la entrega de los
Premios Ortega y Gasset de Periodismo y el Premio de Novela Fernando Lara, que
entregan El País y la Editorial Planeta, respectivamente.
Una celebración internacional, un aniversario, una huelga
por un ERE y dos entregas de premios. Analizadas con cierta profundidad sirven
para ilustrar la situación del periodismo en nuestro país de una forma bastante
acertada: las reivindicaciones pendientes, la necesaria evolución de los
soportes, la crisis de empleo y la diversificación y creciente concentración
del sector han sido visibles a lo largo de estos días.
FOTO: ATLAS |
Pero la gran alegría llegaba el sábado de forma inesperada.
Los periodistas Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre eran
liberados tras casi un año secuestrados en Siria. Tres periodistas valientes y
comprometidos que, por fin, pueden volver a casa.
En una era en la que la información parece estar al alcance
de la mano, son los periodistas que se atreven arriesgar su vida y su libertad,
como hicieron Antonio, José Manuel y Ángel, los que nos demuestran que aun
necesitamos profesionales que se acerquen a la realidad para contarnos lo que
verdaderamente ocurre.
Necesitamos periodistas entregados que lleven a cabo una
tarea ingente de análisis para descubrir qué nombres y por qué aparecen en los
Papeles de Panamá.
Necesitamos periodistas responsables que sepan anteponer lo
que importa, como los bombardeos sobre una campo de refugiados en Siria, frente
a lo que vende, como el fútbol. Necesitamos periodistas valientes que realicen
sátiras sobre Erdogan aunque eso les enfrente a la justicia de la idealizada
Alemania. Necesitamos periodistas comprometidos que, desde la pluralidad, el
debate y el respeto, nos proporcionen el análisis e información necesarios para
poder tomar las decisiones adecuadas.
Necesitamos, si de verdad queremos democracia y libertad,
que el periodismo, como Antonio, José Manuel y Ángel, siga vivo y libre. Y si
necesitamos todo esto es porque todavía no lo tenemos. La entrega, la
responsabilidad, la valentía y el compromiso son, en estos momentos, valores
más escasos de lo que la sociedad necesita.
Pero ahora no toca lamentarse. Toca luchar por todo ello. Y
toca, gracias al trabajo de quienes lo hicieron posible, alegrarnos porque tres
periodistas están no solo vivos, sino libres. Y con ellos, el periodismo está
un poco más vivo. Y es un poco más libre.
(Publicado en El Blog del Suscriptor de El Español)
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