La última
edición de la Fiesta del Cine, celebrada
durante los días 27, 28 y 29 de octubre, ha conseguido que más de 2 millones de
personas acudan a las salas para disfrutar de la cartelera: en pantalla gigante
y con sonido envolvente. Los cinéfilos hemos disfrutado de proyecciones
a un precio asequible, toda una suerte dado los
tiempos que corren y con las fiestas navideñas a la vuelta de la esquina. Para poder
beneficiarse de este chollazo, los organizadores, en esta ocasión, han facilitado la
adquisición de entradas promocionales,
individuales y para grupos, desde la página web oficial; no
obstante, los menores de 14 años y las personas
mayores de 60 estaban exentos de obtener dichas acreditaciones. Todo había sido dispuesto para
que las salas de cine recuperasen ese tono vivo que desde hacía tiempo se estaba
apagando. No es de extrañar que el último día de la promoción fuese el que más afluencia de espectadores
alcanzase, nadie quiso perder la oportunidad de ver los grandes títulos que conjugan la
cartelera actual.
Hacia la revitalización del cine
Las instituciones públicas, al igual que lo
hacen en otros países, deberían apostar más por nuestras salas y
filmaciones cinematográficas, los resultados obtenidos en
esta pasada Fiesta del Cine lo requieren. La mayoría de los medios han
evolucionado en la última década hacia nuevas formas
y soportes para ofrecer contenidos, mientras que nuestras salas de cine han
sido poco estimuladas y, por el contrario, han sufrido un fuerte mazazo con la
desmesurada subida de precio de las entradas. El cine es parte de
nuestra cultura, de nuestros hábitos, y algunas de las
historias que hemos presenciado desde la butaca
han sido cómplices de muchas de nuestras
emociones, provocando más de una carcajada
incontrolable y contribuido a que se produzcan esos inolvidables amores en el
cine de verano.
FOTO: El Heraldo de Aragón |
Las ganas de los
espectadores por recuperar el hábito de acudir con
frecuencia a las proyecciones de películas en el cine se han
visto revitalizadas con promociones tan interesantes como la Fiesta del Cine. Esto demuestra que los
espectadores están dispuestos a pasar parte de su
tiempo de ocio en las salas cinematográficas. Todos vivimos con
ilusión los instantes previos al comienzo de
una película: comentamos nuestras impresiones,
charlamos sobre qué actores participan o, simplemente, esperamos con
impaciencia a la historia que en breve se construirá sobre la gran pantalla.
Asistimos en compañía, con nuestra pareja o bien con la
familia al completo, hay quien, incluso, acude en solitario porque prefiere
admirar la película sin que nada ni nadie le
entretenga. El cine no concluye cuando termina la cinta, todo lo contrario, en
ese momento asimilamos todo lo que hemos presenciado y forjamos nuestras
opiniones y conjeturas para compartir con los demás: ¿recuerdas las ocasiones
en que una película de terror sobrecogedora ha sido
comentada con diferentes personas por la impresión que nos ha causado?; ¿cuántas veces hemos
debatido esos finales incompletos con nuestros acompañantes durante muchas
horas después? ¿Y
la satisfacción que sentimos al ver a los pequeños de la casa sonreír y emocionarse con las
aventuras que han estado viviendo hace tan solo un momento? Estas y muchas
otras circunstancias son producto de esa magia que va adherida y nos
proporciona el cine. Los que de verdad apreciamos el valor del cine sabemos que
hay muchas maneras de disfrutarlo, y no nos perdemos los estrenos más esperados, por todos
los medios, tratamos de asistir a un preestreno y no
hacemos otra cosa que alabar las sensaciones que nos suscita el cine.
Por una Fiesta constante
Los precios bajos de las
entradas son el aliciente perfecto para que volvamos a poblar las salas, y
hagamos de la Fiesta del Cine una festividad para celebrar varias veces al año, con la misma afluencia e intensidad que se
merece. ¡Todos al cine!: celebra Mortadelo en
el spot promocional de la campaña, y razón no le falta cuando
afirma que es la ocasión perfecta para que nadie se quede sin
sus entradas. Es difícil encontrar a alguien que no acuda
con regularidad al cine por otra razón que no sea por el elevado precio de
las entradas. Por ello nosotros seguiremos defendiendo nuestra propuesta,
mientras cruzamos los dedos para que la organización de la Fiesta del Cine
nos traiga, cuanto antes, más días dedicados al
espectador.
Autor: Víctor Manuel Arenas