Al hablar del Episodio V mencionábamos que su valor yace en su condición de pegamento y pieza clave de la saga, pero menos como película independiente. Lo más destacado del Episodio IV, la primera de las entregas de la saga, había sido, por su parte, su papel como pionera en una concepción del cine nunca antes vista, lo que la convertía en uno de los largometrajes imprescindibles al analizar la evolución del séptimo arte. Cuando analizamos ‘El retorno del Jedi’ podemos encontrar una tercera visión. De la trilogía original es el episodio que más potencial podría tener como obra independiente.
Mas, como ocurre con cualquiera de las cintas de Star Wars, sería un error entenderla de forma aislada, pues una trilogía y una saga concebida como lo está La guerra de las galaxias funciona casi exclusivamente como un conjunto en el que las obras se retroalimentan y completan. Sin embargo, si tuviéramos que elegir –en un plano teórico– una de todas estas partes para verla y disfrutarla sin el resto, yo me quedaría con este Episodio VI.
Más allá de su encaje en la saga, es una película particularmente entretenida y dinámica, con diversos escenarios, personajes e historias paralelas. La trama se va desplazando entre planetas y protagonistas, combinando en su trancurso géneros, desde la comedia al romance, pasando por el drama y la acción y dejando, por supuesto, espacio para la ciencia-ficción. El clímax llega en esa épica batalla final con el Emperador, Darth Vader y Luke Skywalker dirimiendo dónde residen las lealtades mientras las fuerzas imperiales y rebeldes se baten el cobre; el montaje paralelo en este tramo final y la incertidumbre sobre qué lado de la Fuerza triunfará alcanzan unos niveles de tensión y entretenimiento que impiden apartar la vista de la pantalla.
Muy atractiva en este filme es también la aparición de nuevas criaturas del universo Star Wars, como el Sarlacc, los Ewoks o los variopintos criados de Jabba, así como de nuevos planetas y entornos. Todos ellos, sin alcanzar la relevancia de los principales protagonistas, son los responsables de la riqueza de la saga, que se sigue aquí cargando de detalles y criaturas. Todo esto permite, a su vez, el aprovechamiento de unos efectos especiales que, como ocurría con ‘Una nueva esperanza’ y ‘El Imperio contraataca’, no tenían equivalente en su época.
Pero no debemos olvidar que, aunque hayamos resaltado su valor como obra con mayor potencial de brillar de forma aislada, su capacidad de hacerlo aumenta gracias a sus predecesoras. Y es que ese clímax que hemos señalado no lo es solo de este largometraje, sino de toda la trilogía, poniendo un broche de oro a una historia que debe ser entendida como la suma de tres episodios íntimamente conectados. De hecho, ‘El retorno del Jedi’ es un gran medida eso, un retorno a personajes, tramas y escenarios presentados en los dos filmes anteriores y que en este tercero encuentran su conclusión.
Porque sí, puede ser que este Episodio VI funcione aislado casi tan bien como dentro de la saga, pero solo como colofón de la misma se puede extraer todo su jugo. Y es que el verdadero fuerte de la cinta dirigida por Richard Marquand es su papel de punto final de una trilogía –punto y seguido dentro del conjunto de la saga– que cambió la historia del cine.
Lo mejor: su riqueza y dinamismo
Lo peor: que resulte menos novedosa que sus predecesoras
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