Hoy se produce en
los cines de España uno de los estrenos más esperados de los últimos años. No
es una película más, sino un auténtico fenómeno cinematográfico, cultural y de
marketing. Todo lo que rodea a Star Wars
tiene ese aire grandioso y épico del que George Lucas impregnó a una de las
sagas imprescindibles en la historia del séptimo arte. Este fin de semana, por
lo tanto, las salas se llenarán de aficionados en busca de aventuras
galácticas, haciendo que el resto de la cartelera se veaa en serias
dificultades. Es frecuente que ante estrenos de este calibre, las cintas con
aspiraciones comerciales tienden a evitar el enfrentamiento y busquen otros
fines de semana para llevar a cabo sus lanzamientos. Por eso este viernes no
habrá gran cantidad de estrenos, siendo la mayoría de ellos de los considerados
poco ambiciosos.
Sin embargo, sí
hay una película importante que ha decidido desembarcar en nuestros cines este
viernes haciendo frente a la maquinaria de promoción desplegada por El despertar de la Fuerza (Star Wars.
Episode VII: The Force Awakens, J.J. Abrams 2015). Se trata de Sufragistas (Suffragette, Sarah Gavron 2015),
protagonizada por Carey Mulligan, Meryl Streep, Helena Bonham Carter y Brendan
Gleeson. En un fin de semana como este, a pesar de sus caras conocidas y del
buen hacer de directora, intérpretes y equipo técnico, constituye una apuesta
tan arriesgada como valiente.
Valientes. Así
eran precisamente las mujeres retratadas en la película. Sus esfuerzos y
sacrificios para alcanzar un derecho fundamental, el derecho al voto, fueron
descomunales. Se trataba de una lucha desigual en la que la ley y la fuerza
estaban contra ellas. Pero las sufragistas, valientes luchadoras, se
enfrentaron a la injusticia hasta lograr alzar sus voces sobre al ruido de la
ignorancia y la opresión.
En países como el
Reino Unido, escenario destacado de este movimiento, hace aproximadamente un
siglo desde que aquella lucha se convirtiera en un ejemplo y diera sus primeros
frutos. En España, con la figura de Clara Campoamor a la cabeza, las mujeres
pudieron acudir a las urnas por primera vez el 19 de noviembre de 1933. Poco
tiempo después, el conjunto del país volvió a verse privado de ese derecho. Y
solo hace un puñado de décadas que lo recuperamos.
A los jóvenes se
nos olvida a veces que algo tan obvio y básico hace no tanto tiempo estaba
prohibido. Fue la lucha de muchas personas, que dieron su vida, su sangre o su
libertad, la que hoy nos permite gozar de este derecho. Y gracias a estas
personas, el domingo volveremos a hablar de la “Fiesta de la Democracia”.
El pueblo será
quien decida qué futuro quiere para los próximos cuatro años. Pero ir a votar
no sirve solamente para decidir el futuro, sino para honrar y recordar el
pasado y a quienes lucharon en él para que hoy seamos los dueños de nuestro
destino. Porque el sufragio es una responsabilidad y un honor que todos
compartimos, pero también es una deuda con quienes lo hicieron posible.
Y es que podemos
votar de distintos colores, incluyendo el blanco. Podemos incluso no votar.
Pero aun en nuestros días hay quienes no tienen esta elección, especialmente
entre las mujeres. Es por eso que debemos sentirnos afortunados por poder hacer
uso de este derecho. Y precisamente utilizando nuestra libertad –tanto la libertad
de voto como la libertad en un sentido más amplio-, estaremos honrando tanto a
quienes se sacrificaron por ella, como a quienes aun no pueden disfrutarla.
El domingo,
cuando abran las urnas, todos estaremos llamados a ejercer nuestro derecho.
Será un día de fiesta. Y como en todas las fiestas, es de buena educación
mostrar nuestro agradecimiento a quienes la hicieron posible. Y ese
agradecimiento no puede expresarse de mejor forma que disfrutando, por supuesto
con responsabilidad, la Fiesta de la Democracia.
Yo, como casi
todos, tengo mis favoritos y tengo unas esperanzas depositadas en las urnas.
Pero tras la jornada electoral, independientemente de que en unos hoteles y en
unos balcones haya más alegría que en otros, me iré a dormir contento porque
entre todos habremos decidido que así sea. La democracia -con sus enormes
defectos- habrá hablado y todos deberemos aceptar su dictado.
El domingo será
también buen momento para mirar atrás y ver el camino que hemos recorrido,
agradeciendo a quienes, como las Sufragistas, hicieron posible que hoy estemos
donde estamos. Pero, como ellas, también deberemos plantearnos cómo seguir
avanzando hacia una sociedad mejor, más justa, próspera e igualitaria. Para
ello, haremos bien en seguir el ejemplo de aquellas valientes luchadoras que no
aceptaron la injusticia. Que su lucha nos muestre el camino y, ya que estamos,
que la Fuerza nos acompañe al recorrerlo.
(Publicado en Neupic)
No hay comentarios:
Publicar un comentario