Enemigos más siniestros y casi invencibles, personajes más desagradables, más sentimientos de amor o familia, más profundidad, más violencia, más peligro, más oscuridad, más fantasía... Tras el éxito de ‘La maldición de la Perla Negra’, la secuela de Piratas del Caribe necesitaba algo más que la piratería casi inocente de su predecesora. Lo consigue, pero para ello entrega al diablo –o a Davy Jones– su alma, perdiendo su esencia y cayendo por momentos en el exceso.
No obstante, bienvenido sea ese exceso. Es tan entretenida como la primera y mucho más espectacular, manteniendo los mismos impredecibles giros de guion, aunque en esta ocasión resulten menos efectistas y más ajustados a la narración. Una narración más cuidada pero menos creíble. Aun así, la acción, la fantasía y el humor siguen intactos, haciendo que la película sea disfrutable al máximo.
En esta ocasión, con Elizabeth Swan y Will Turner enfrentándose a la horca por haber ayudado a escapar a Jack Sparrow, el propio Will se lanzará a buscar al pirata de la Perla Negra conseguir el perdón de manos de Lord Beckett, que ansía una peculiar brújula en manos de Sparrow. Jack, por su parte, está obsesioando por encontrar la forma de saldar una deuda con Davy Jones, capitán del Holandés Errante, un barco fantasma capaz de invocar al monstruo más peligroso del océano.
Todo ello con el añadido de caníbales, de personajes mitad humanos-mitad criaturas marinas, de cofres con tesoros más valiosos que el oro, de piratas que regresan del Más Allá... Y, por supuesto, con el estrafalario Jack Sparrow. Johnny Depp vuelve a destacar sobre un reparto más imponente si cabe que en la primera parte, añadiendo a Orlando Bloom, Keira Kngihtley o Jack Davenport, nombres de la talla de Bill Nighy o de Stellan Skarsgard.
Todo eso ayudó a que el éxito en taquilla superase al de su predecesora, batiendo varios records de recaudación. Además, y aunque la crítica no mostró el entusiasmo anterior, los premios volvieron a sonreir a los piratas, consiguiendo el Oscar y el BAFTA a Mejores efectos visuales y el Globo de Oro para Johnny Depp. Ambas categorías demuestran las fortalezas de la cinta: el exagerado y excéntrico capitán Sparrow y el podería visual de las batallas navales, de los paisajes salvajes de las islas caribeñas y de las criaturas fantásticas.
Y estos elementos son clave a la hora de conseguir una obra de grandes dimensiones, tanto en su espectáculo, como en su duración. Dos horas y media de metraje que por momentos pueden parecer demasiadas debido a algunas escenas innecesarias, pero que se esfuman como un barco navegando a toda vela, dejándonos pidiendo más y deseando comenzar el abordaje de la tercera parte.
‘El cofre del hombre muerto’ puede resultar abrumadora y excesiva, pero es que ese parece ser el objetivo: aprovechar los aciertos de la original en una cinta de mayores dimensiones. Y es que Gore Verbinski sabe conducir la nave en esas aguas y, acompañado por una tripulación de grandes intérpretes, logra una estupenda y entretenida película de aventuras. Y, aunque no iguala lo que supuso 'La maldición de la Perla Negra', es una secuela perfectamente satisfactoria.
Lo mejor: de nuevo, el Capitán Jack Sparrow
Lo peor: que algunas escenas aporten muy poco a la trama y alarguen en exceso la película
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