Los medios digitales llevan ya años adquiriendo un protagonismo que afecta, además de al resto de medios, a la propia información y a la profesión periodística. Los medios tradicionales no solo compiten con las redes sociales, sitios web o blogs, sino que conviven y convergen con ellos. El ámbito digital es transversal al resto de medios y ya no se concibe una cabecera que no cuente con una página web de calidad, con abundantes y activos perfiles en redes sociales y con una notable actividad de promoción online. Tendemos, por lo tanto, a la primacía de empresas de comunicación multimedia. Además de por la fusión y concentración de grupos, por la inevitable tendencia de estos a diversificarse -o a intentar sobrevivir- gracias al digital.
Ya en 2010 el catedrático Manuel Fernández Areal opinaba que la división entre los tres medios clásicos –prensa, radio y televisión- era una idea superada. Aunque pueda resultar exagerado, la tendencia es esa, pues Internet ha contribuido a derribar muros entre medios: periódicos digitales que realizan acciones en papel, radios que cuelgan vídeos en sus sitios web, cabeceras de prensa escrita que retransmiten determinados acontecimientos en su página web a través de streaming...
“Ahora hay muchas herramientas para contar historias y eso no se puede obviar”
Y esta renovación de los medios tiene su extensión lógica en los profesionales de la información. Un presentador televisivo debe saber también cómo gestionar sus perfiles en las distintas redes sociales; un locutor radiofónico deberá conocer cómo realizar podcasts y cómo compartir archivos audiovisuales en plataformas online; y un redactor de una revista o de un periódico deberá saber adaptar sus textos para que sean bien acogidos en un entorno digital. Y todos ellos deberán reciclarse, porque a los criterios periodísticos tradicionales sobre qué es noticiable se unen ahora las reglas que rigen en la red y que permiten que un contenido se vuelva viral o goce de aceptación entre SEOs, community managers, bloggers, followers, etc.
La variedad de tareas a las que debe enfrentarse el periodista ha aumentado de forma muy notable en el nuevo contexto informativo. En palabras de Álvaro Rigal, redactor jefe de El Confidencial, el “periodista de hoy debe ser más versátil que el de hace diez años: debe ser capaz de contar historias en tiempo real, no pensando en el periódico del día siguiente, y cada vez se valora más que pueda hacer fotos, o vídeo, o visualizaciones de datos...”.
Aunque “es difícil generalizar”, estas nuevas funciones suponen un desafío para muchos profesionales, que han debido adaptarse y reciclarse, para sobrevivir en un entorno cambiado y cambiante. Cambiado porque poco tiene que ver con el que existía hace un par de décadas; cambiante porque las novedades se suceden ahora a velocidad de vértigo. Aun así, “cuanto mejor sea el periodista menos habrá sufrido con la transformación, porque la matería prima sigue siendo la misma: encontrar noticias y contar buenas historias”.
La misma línea sigue Fernando Varela, redactor jefe de Infolibre, cuando opina que “las técnicas son las mismas, la esencia sigue siendo conseguir información; lo demás son herramientas, pero la base no es eso, cambian las formas de trabajar, pero no el trabajo en sí”.
La necesidad de reinvención del periodista se explica por la existencia de nuevos aparatos y sistemas más eficientes, fiables y manejables. En palabras de Rigal, “ahora hay muchas herramientas para contar historias y eso no se puede obviar”. Es evidente que se debe hacer un uso adecuado y proporcional de las mismas, pero su aprovechamiento por parte de un buen profesional, debería permitir que la llamada sociedad de la información estuviera mejor informada que nunca. Que eso se cumpla o no, dependerá de la responsabilidad con la que se estén utilizando estas nuevas oportunidades.
Renovarse para sobrevivir
Ese podría ser el lema de una gran cantidad de grupos que han visto que sus únicas opciones para seguir en el mercado pasan por adaptarse a los nuevos tiempos. Álvaro Rigal opina que este contexto “obliga a reinventar la empresa por completo porque la gente está dejando de comprar su producto”. Y añade que es “a los medios cuyo modelo de negocio estaba ligado al papel a los que está obligando a una reconversión más complicada”.
Fernando Varela, por su parte, entiende que Internet “ha puesto patas arriba los medios tradicionales, no solo el papel. La televisión también deberá adaptarse en el medio plazo; ahora manda el consumo a demanda”. Él entiende que la radio “por su facilidad de consumo, que permite combinarla con otras tareas como conducir o cocinar” podría ser la que tenga que enfrentarse a un menor reajuste.
Algo en lo que discrepa José Luis Barrios, de la administración de Leonoticias, uno de los medios digitales líderes en la provincia de León. En su opinión, la radio deberá reformular su modelo de negocio, pues “tenderá a emitirse a través de la red, que es mucho mas económico y no precisa de licencias”. Pero también entiende que el cambio llegará a todos los medios porque “el futuro pasa por los contenidos multimedia y, sobre, todo por el video. El video en directo (streaming) y a demanda es el futuro de la información, y este tipo de contenidos solo se pueden soportar sobre plataformas en internet”. Se reafirma en este sentido al opinar que “el futuro del periodismo pasa por este tipo de plataformas [las digitales]”.
Precisamente el futuro de Leonoticias está ligado al grupo Vocento, que lo adquirió hace dos años, siendo su primera cabecera digital pura. Barrios no duda al respecto: “cuando Vocento decide participar en nuestra empresa su apuesta es clara, el futuro son los medios digitales”.
Una opinión que comparten los tres profesionales y que también parece compartir el diario de mayor difusión en España. El País, a punto de cumplir cuarenta años, busca convertirse en el referente digital en español a nivel mundial, para lo que está llevando a cabo un intenso proceso de renovación. Algo que no supo hacer Público, que tuvo que echar el cierre a su edición en papel a principios de 2012. Y no han sabido hacerlo otros muchos medios de comunicación -375 desde 2008, según el último Informe Anual de la Profesión Periodística elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid-, que han ido cerrando en los últimos años en los que, a los cambios en el sector, se unió la crisis económica. Eso es lo que quiere evitar el diario líder en España, y para ello busca hacer el mejor uso posible de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías.
Se mantendrá “una edición impresa de El País de la mayor calidad durante todo el tiempo que sea posible”, decía el director del periódico, Antonio Caño en una carta abierta a la redacción. Pero la renovación estará centrada en “la construcción de un gran medio digital de cobertura global que pueda responder a las demandas de los nuevos y futuros lectores”. Nuevos perfiles profesionales, nuevos nombres en los cargos directivos, nueva organización interna y una remodelada redacción central son los aspectos principales del cambio. El diario del grupo Prisa busca adelantarse a algo que para muchos parece inevitable. El propio Caño opina que “el trasvase de lectores del papel al digital es constante. Se puede dar ya por hecho que el hábito de la compra del periódico en el quiosco ha quedado reducido a una minoría”.
Estamos ante un periódico que nació en papel, y que se ha ido convirtiendo en un soporte multimedia, que presta una atención cada vez mayor al digital, pero que en los últimos meses también ha retransmitido con comentaristas en directo debates y jornadas electorales o sesiones de investidura. Los periodistas que hace unos años solamente escribían noticias y reportajes han debido reciclarse, acogiendo además entre ellos a otro tipo de profesionales, para sacar adelante un medio de comunicación que difiere notablemente de lo que conocieron al llegar. Esos periodistas cuentan ahora con mayores y mejores oportunidades para informar, pero también se enfrentan a los retos de hacerlo de una forma y en una situación distintas a las que están acostumbrados.
La demanda condiciona la oferta
La explicación de todos estos cambios debemos buscarla en la modificación de los hábitos de compra, lectura y consumo de medios de información por parte de los usuarios. Dado que la actividad del periodista está influida por su público objetivo, es parte de su tarea conocer dónde están sus audiencias y cómo hacerles llegar su producto. Y estas, cada vez más, se encuentran en Internet, por lo que ahí es donde debe buscarlas. Para ello, las técnicas utilizadas y los contenidos producidos deberán ser diferentes, pero no ha cambiado la esencia, pues la autopromoción y la lucha por el público ha existido siempre.
El periodista debe conocer dónde se encuentran las audiencias
La necesidad de llegar al público para lograr que una empresa de comunicación sea rentable condiciona la información publicada. Igual que también condicionan esa información las características técnicas propias de cada medio, la línea editorial, los anunciantes, los directivos, los gobiernos... Estos condicionantes, que no son sino las 5 P’s de censura del trabajo del periodista -Propietarios, Publicidad, Política, Producción y Públicos- que el profesor Ramón Reig lleva años estudiando, no son novedosos ni inherentes a la red. Simplemente se han modificado, ya que los públicos son otros, como también lo son el proceso de producción o la gestión de la publicidad.
Para descubrir esos cambios solo hace falta comparar los contenidos publicados por un medio tradicional y lo que ese medio incluye en su página web o en sus redes sociales. El caso más claro es el de la prensa escrita. Podemos volver a utilizar el ejemplo de El País para comprobar que tanto la forma como el fondo de lo publicado en la red difiere de lo publicado en papel. El tono reposado y serio del periódico tradicional se enfrenta al estilo más ágil y multimedia de elpaís.com, mientras la actividad en Facebook pone el foco menos en la información y más en el entretenimiento, con rankings, polémicas y publicaciones curiosas, en ocasiones cercanas al sensacionalismo.
Y este cambio en los contenidos, que es el que afecta a la organización del medio y al trabajo del periodista, se debe a la demanda de los usuarios. Por eso, quizás lo que vimos en el Mobile World Congress sea simplemente un reflejo de este nuevo contexto, en el que la única forma de contactar y de satisfacer a nuestro público es a través de una realidad virtual que ha transformado por completo la propia realidad.